La reestructuración debe iniciarse cuando todavía le queda oxígeno a la empresa y es posible llegar a acuerdos razonables con los acreedores.  (Foto: iStock)
La reestructuración debe iniciarse cuando todavía le queda oxígeno a la empresa y es posible llegar a acuerdos razonables con los acreedores. (Foto: iStock)

Por Martín Reaño

Socio Principal de Reaño Asesores Financiero