Calvert observó un mejor desempeño cuando las mujeres representaron entre el 33% y el 75% de los altos cargos.
Calvert observó un mejor desempeño cuando las mujeres representaron entre el 33% y el 75% de los altos cargos.


Por Carla Olivieri

Rectora de UCAL (Universidad de Ciencias y Artes de América Latina)

Acabo de regresar del Women Economic Forum en Cartagena. Tuve la suerte de ser invitada para dar mi charla ‘Mujeres Fuera de la Caja’. Han sido tres días intensos y de mucho aprendizaje, uno que me marcó mucho ha sido entender un lado de la discriminación de la mujer que no conocía.

Yo pensaba que las empresas que fomentaban la participación de la mujer en directorios o puestos de liderazgo cumplían correctamente con fomentar la igualdad. Siempre he sido de las que decía: “Nunca he sido discriminada laboralmente”, hasta que oí una charla que me abrió los ojos. Ser discriminada, no es únicamente que elijan a un hombre en lugar que una mujer para un puesto de trabajo, que haya diferencias salariales o que se estereotipen ciertas profesiones por género.

Escuché el caso de una ejecutiva argentina que volvió al trabajo luego de su permiso de maternidad. Ella continuaba dando de lactar, pero se le cortó la leche repentinamente, ya que para preservar su trabajo y ser bien vista, se moría de miedo de decir que tenía que volver a casa para ver a su hijo (a su hora de salida) y tuvo que interrumpir su periodo. Este caso también es discriminación.

Discriminación incluye también esas situaciones en que la mujer se siente cohibida a pedir algún permiso o a salir en hora del trabajo, para que no vean diferencia con sus pares hombres que sí pueden quedarse hasta pasadas las horas de salida.

Otro caso fue el de una mujer que tomaba el bus para volver a casa. Su parada era la última de la ruta. Al estar prácticamente sola de noche, frecuentemente era víctima de acoso y vivía atemorizada todos los días al volver a casa.

Discriminación también refiere al diseñar la infraestructura de la ciudad y del trabajo sin pensar en las necesidades particulares de la mujer. No es solamente colocar lactarios, es entender que nuestras necesidades de seguridad, por ejemplo, son diferentes a las de los hombres y en ciertos lugares necesitamos más iluminación o que se coloque botones de pánico en zonas vulnerables.

Aunque se está avanzando en combatir la discriminación a nivel legal y cultural, este camino toma mucho tiempo. El discurso de lo que reclama la mujer para igualar derechos y oportunidades es muy parecido al discurso de los años 60, por lo que aún ese camino es largo.

La mujer no debería sentirse mal por estas cosas, necesitamos de los hombres como aliados. Se me ocurren algunas ideas tácticas que podrían mejorar la condición de vida y laboral de la mujer mientras que lo legal siga su curso.

Necesitamos que nos ayuden a generar una cultura donde la mujer en el trabajo no tenga que vivir con esa carga de culpas, sintiéndose mal por intentar balancear su rol de mamá junto al profesional.

A continuación, comparto seis tips simples que ustedes los hombres pueden implementar para comenzar:

1. Directorio Familiar: ¿Ustedes no faltarían a un directorio o un comité de gerencia, no? Pues, definan un ‘directorio familiar’. Tengan un día sagrado para salir en hora del trabajo, no pedimos que salgan más temprano, solo a su hora. Pero, es importante que les digan a sus colegas, “tengo que irme porque hoy como con mi familia”. Que eso se escuche de los hombres marca una diferencia, además lo van a disfrutar.

2. ‘Pico y Placa’ en la casa: Un tema que nos atormenta a las mujeres es que nuestra mente está siempre conectada con la casa y los chicos, especialmente arrancando el día y por las tardes cuando salen del colegio. Es muy común en reuniones de trabajo que la mujer esté en paralelo respondiendo mensajes o llamadas de casa porque si los hijos necesitan algo llaman a mami.

Aunque tengamos ayuda en casa, la mente de la mujer no descansa y eso es agotador, ¡ayúdennos! Divídanse los días para que, por ejemplo, los lunes y miércoles es mamá la encargada de supervisar y coordinar y martes y jueves es papi. No se imaginan cómo esto nos ayudará para que no seamos nosotras las que salimos de las reuniones para ese fin siempre.

3. Túrnense las citas de sus hijos con el doctor: Así, los jefes no solo escuchan permisos de la mujer sino también de ustedes los hombres.

4. No falten a las actuaciones: Como tampoco a las citas con tutores y otras actividades de sus hijos.

5. Fomenten el Home Office (teletrabajo): Que nazca de ustedes. Si existen prejuicios en su empresa, hagan un piloto con medio día y si funciona aumenten a día completo. Verán que la productividad incrementa y el compromiso se multiplica formidablemente.

6. Activo y pasivo de tu tiempo: Por el tráfico y otras razones se han multiplicado los desayunos de trabajo a las 7:30 u 8 a.m. y las reuniones al final del día. Los ejecutivos pensamos que así somos más productivos y le añades unas horas adicionales a tu cuenta de ‘activo’ de tu tiempo laboral.

Pero, ¿has pensado del pasivo? Esa hora que le añades a tu vida profesional, se la reduces a tu vida personal. Es una hora menos con tu familia o ese día dejas de hacer deporte o de llevar a los hijos al colegio. Para la mujer es peor porque viene con mucha carga emocional. Reflexionemos un poco sobre esta costumbre cada vez más pronunciada para entender su verdadero costo.

Es importante que en las empresas este tipo de situaciones se comiencen a visibilizar entre los hombres para ayudar a aligerar la carga emocional y mental de las mujeres y así contribuir a cerrar la brecha de la desigualdad de condiciones en el mundo profesional. Son seis tips que a las mujeres nos ayudarán a soltar un poco esta preocupación que tenemos, de que si atendemos estas actividades perdemos competitividad con respecto a ustedes, los hombres.

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