Herbert Prelle
Socio de Vinatea & Toyama
En solo pocas semanas cumpliremos un año desde que se implementó la emergencia sanitaria y la posterior regulación del confinamiento. El último viernes se ha prorrogado por seis meses la emergencia sanitaria, lo cual nos lleva hasta el mes de setiembre, e involucra la continuación de medidas sanitarias y restricciones para trabajadores, empleadores y población en general.
Durante este último año, la incertidumbre ha sido el elemento común y parece que continuará siéndolo. La reprogramación de actividades, las nuevas metas personales, laborales o familiares, el ajuste en los presupuestos o la modificación de nuestros indicadores nos han obligado a ser más flexibles y resilientes al cambio.
A nivel de las relaciones laborales se han generado muchos cambios. Se ha perdido empleo como se han reestructurado negocios, ha crecido la informalidad como reducido los tiempos de traslado, el trabajo remoto ha pasado a ser la regla para muchos, la labor con mascarilla para otros. En el trabajo remoto se mezclan necesidades familiares, horarios y rutinas, mientras en la industria se cambian turnos y se modifican espacios. La aparición de pequeños negocios, como el cierre de grandes empresas es parte de esta dinámica. Las inequidades y las diferencias que existían no solo se han agudizado, también han aparecido nuevas o se han tornado más evidentes.
En este contexto, se ha emitido el DS 011-2021-SA que prorroga por seis meses el estado de emergencia sanitaria, y que amplía distintas obligaciones para el empleador tales como las de continuar otorgando trabajo remoto o licencia pagada, el deber de otorgar facilidades (permiso pagado, trabajo remoto, reducción de jornada, nuevo horario o similares) para atender a familiares directos de un trabajador contagiado con covid-19 o que pertenezca al grupo de riesgo, si es que el trabajador es el único sostén y encargado de su cuidado, o el esperar varios meses para exigir la compensación de horas.
Durante este período se podrá prorrogar o solicitar una nueva suspensión perfecta de labores hasta octubre 2021, y se deberá continuar aplicando el Plan para la vigilancia, prevención y control del covid-19 en el lugar de trabajo, continuando en suspenso los exámenes médicos ocupacionales periódicos, las auditorías del Sistema de Gestión de SST y posible la elección de representantes de los trabajadores ante el Comité de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST).
La firma digital continuará reemplazando a los documentos físicos y las reuniones virtuales continuarán siendo la manera de conectarnos y comunicarnos, respetando siempre el derecho a la desconexión digital. Los procesos de negociación colectiva y, en general, los distintos conflictos laborales colectivos deberán solucionarse mediante el uso de las tecnologías de la comunicación.
Toda una realidad que ya no es nueva, y que obligará a desarrollar nuevas competencias y ser más receptivos y empáticos con todas las personas.