Gustavo Larrabure
Gerente de Asuntos Externos y Regulatorios de DIRECTV Perú
Cada vez son más los países que apuestan por el desarrollo de la economía creativa, no solo porque protege la propiedad intelectual y cultural, sino por su alto impacto en la sociedad y en el PBI, a través de la generación de empleo, cierre de brechas y promoción en innovación y tecnología.
El estudio “La economía creativa en el Perú”, recomienda trabajar de manera colaborativa entre los diversos stakeholders en un marco que facilite la promoción y desarrollo sostenible de las industrias culturales en el país y que se tenga como objetivo la generación de un plan nacional de fomento que impulse el diseño e implementación de medidas de política pública. Por ello, resulta necesario fortalecer la sensibilización en sociedad y a los hacedores de políticas sobre el impacto de la economía creativa como elemento catalizador de la economía local.
Actualmente existe un incremento de empresas y emprendimientos que están produciendo bienes y servicios creativos no solo por su rentabilidad muchos de los cuales se alinean con las necesidades del mercado. Solo en el último año hemos visto un mayor uso de apps y plataformas streaming que son bienes creativos.
Como país debemos actualizar los marcos regulatorios en propiedad intelectual, implementar políticas contra la piratería digital, políticas públicas de promoción de la economía creativa en materia cultural, innovación y competitividad y políticas para la generación de incentivos financieros y tributarios.
El sector público ha intentado generar espacios de discusión, sin embargo, no ha tenido mucho éxito debido a la coyuntura política y a la alta rotación en los puestos de toma de decisiones. Por ello, tal como ha venido sucediendo en otros sectores, la intervención del sector privado podría contribuir con el mantenimiento y avance de una agenda de trabajo que no se vea interrumpida por los factores antes expuestos.
A través de la economía creativa, se puede presentar una serie de oportunidades para estimular la empatía de la sociedad hacia un crecimiento cultural y ampliar el espectro de actividades entre el Estado, el empresariado y los diferentes actores que impulsan el arte y la cultura del país.
Hoy estamos en una coyuntura en la que gran parte de la industria se ha visto afectada y estamos ante una valiosa oportunidad de acción para impulsar nuevas acciones, aprovechando la tecnología e innovación digital, a efectos de lograr un impulso protegido intelectualmente en las generaciones de ideas de bienes y servicios.