Guillermo Cabieses
Abogado – Profesor de la Universidad del Pacífico

La medida planteada se conoce como Consiste en prohibir que los autos circulen o lo hagan solo por ciertas vías, en función de si el último número de la placa sea par o impar. Con ello se cree que se logrará reducir la en poco más de un 20%.

Para monitorear que se cumpla con la prohibición se está destinando un grupo de 250 policías dedicados a ver si el último número de las placas de los autos transitando es par o impar, según el día. Es una mala broma que tengamos policías mirando números de placas cuando lo que crecen son los atracos y robos.

Es increíble que en una ciudad con sistemas precarios de trasporte se les prohíba a las personas usar sus autos. Linda con lo absurdo pensar que prohibir el uso de un bien es la solución a un problema. Si realmente se solucionase así el problema, bastaría con prohibir la circulación de vehículos y adiós al tráfico.

Sería bueno que las soluciones a los problemas dejen de ser prohibiciones, restricciones e impuestos. Estaría bien, por excepción, hacer algo distinto: pensar. ¿A qué se debe el problema del tráfico?, ¿cuál es la solución más eficiente a ese problema?, ¿hay alguna medida mejor que prohibir?

El problema del tráfico se parece a “la tragedia de los comunes”. La física nos dice que los cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar a la vez. Es porque falta espacio en las pistas que se arman colas interminables. Si sobrase, los autos avanzarían fluidamente. Hay escasez de espacio en las vías. Si esa es la complicación, entonces la respuesta parte por determinar cómo podemos asignar de la manera más eficiente el espacio.

La regla actual es que el espacio no tiene un costo monetario, cualquiera puede utilizarlo. Cuando todos pueden usar un bien sin pagar por él se sobreexplotará (esto es, congestión). La comuna propone que el espacio vial se pueda usar unos días por algunos y otros días por los demás.

No obstante, si uno tiene la capacidad económica podrá comprar dos autos con placas que terminen en números par e impar, respectivamente, y usar las pistas todos los días. Es una medida cortoplacista, en unos años el parque automotor crecerá y volveremos a lo mismo. En ese momento, seguro se les ocurrirá que solo puedan transitar los autos que tengan placas con múltiplos de tres o la letra J. 

Nuestra propuesta: usemos el sistema de precios. Este, justamente, permite que los bienes escasos sean asignados a quien más los valora. Si nos preocupa el uso excesivo de una vía en una determinada hora,lo que podríamos hacer, en lugar de restringir la libertad de tránsito, es ponerle un precio.

Si una persona no valora el uso de espacio, entonces no lo utilizará o lo compartirá con otros. Empero, si lo valora pagará el precio. Pongamos peajes en las principales avenidas en horas pico. Quien esté dispuesto a pagar por el uso del espacio que vaya por ahí; quién no, que use las rutas alternativas.

¿Por qué está bien el peaje para Evitamiento y no para la Vía Expresa Javier Prado? ¿Por qué no usarlo en el Circuito de Playas? Si realmente queremos mejorar el sistema de tránsito, y generar los incentivos para que se utilice de manera eficiente, la solución no es prohibir, es asignar y para eso no hay nada más eficiente que el sistema de precios.

Además, el dinero recaudado podría ser utilizado para invertir en sistemas de eficiente, en sistemas de semáforos inteligentes que hagan más fluido el tránsito, en creación de nuevas vías, etcétera. Es más eficiente por donde se le mire, pero implica más trabajo que prohibir, ciertamente.

Conductores de la ciudad, no vayan contra el tráfico: se van a chocar.

Pongamos peajes en las principales avenidas en horas pico.