Salvatore Del Vecchio
Genocidio: aniquilación o exterminio realizado por motivos raciales, políticos o religiosos.
El triste récord hasta el momento sin duda, lo mantiene el régimen nazi del Tercer Reich durante el Holocausto en el período 1933-1945, donde se estima que durante el proceso de “arianización”, unos 20 millones de personas perdieron la vida.
Los diversos exterminios que se han sucedido a lo largo de la historia encuentran su memoria en el “libro negro de la humanidad” escrito por Matthew White, donde, al leer con atención los hechos, escalofríos, vergüenza e impotencia nos toman por sorpresa.
De los genocidios sectorizados descritos por White, pasamos a lo global provocado siempre por el hombre, mediante un arma mucho más agresiva y eficaz: el virus de laboratorio.
Esta terrible arma invisible, creada por la ingeniería biológica producida por mentes enfermas que degradan a Adolf Hitler a rol de aprendiz, es capaz de atacar eficazmente al “enemigo” sin pérdidas por parte del agresor, si no por efectos colaterales.
Estudios genéticos, que se basan en hechos históricos, como el de la gripe española, que se definió como el virus más devastador, nacido “probablemente” de forma natural debido a las condiciones socioeconómicas derivadas de la Primera Guerra Mundial.
Esta “anómala influencia” provocó la muerte del 25% de la humanidad.
¿Dónde se originó? Es difícil decirlo, en 1918 no existía el nivel tecnológico actual, aunque Claude Hannoun, el principal experto de esta epidemia del Instituto Pasteur, dice que probablemente se trataba de un virus procedente de China.
¿Coincidencia? no debemos olvidar que la mayoría de las epidemias de los últimos años se han generados en China.
-“El arte de la guerra”-
Como país, si tuviéramos que poner los recursos disponibles y las necesidades en los platos de una balanza, comenzaríamos a preocuparnos si el plato de recursos comenzara a aligerarse rápidamente, igualando el peso de las necesidades.
Cuando las proyecciones presentan datos negativos a corto plazo, es necesario pensar de inmediato a un plan preventivo. En este caso, el dicho Mors Tua Vita Mea, se convierte en la base dramática de un plan de prevención.
Como enseña el tratado de Sun Tzu en “el arte de la guerra” traducido a varios idiomas del chino original, la planificación, el estudio del “enemigo”, el análisis de los efectos secundarios, etc., conducen a una muy alta probabilidad de victoria.
La base principal es el factor económico. Preestablecer, generar el problema, difundir el caos, tomar desprevenido al potencial enemigo, beneficiarse económicamente del resultado. En este estado pandémico, el beneficiario económico sin duda es el gigante asiático.
De hecho, el virus “made in China” ha traído enormes beneficios económicos a este país, a través de la exportación de dispositivos electro médicos de baja calidad y soportes antivirus a precios exorbitantes.
Le queda solamente vestirse como benefactor de la humanidad, para alejar cualquier acusación de genocidio que lo pusiera como adendum en las páginas de Matthew White.
Por supuesto, trata de silenciar o quitar cualquier certeza de su responsabilidad, encerrándose como un erizo, evitando la entrada de investigadores “entrometidos” en su país, tratando de hacer caer su propia imputabilidad en otros lugares. Lo que sí es cierto, es que ya no se habla ni de culpa ni de responsabilidad… todo está silenciado.
Con una fuerza económica sin precedentes, es fácil maniobrar los medios de comunicación, operar con noticias subliminales o publicidad exasperada, promocionándose en países necesitados, como héroes de una vacuna cuya tasa de efectividad es considerablemente menor a la de sus competidores y, sinceramente, tendría una seria desconfianza en ser uno de los inyectados.
En cualquier caso, el dicho latino “Si vis pacem, para bellum”, que refuerza el tratado de Sun Tzu, es sin duda una condición fundamental en caso de conflicto y, gracias al alto poder económico, este lema lo está adoptando el líder chino Xi Jinping declarándolo públicamente con osadía.
A pesar de lo controvertido que fue el ex presidente Donald Trump, ciertamente dio en el blanco al preocuparse por la política de expansión de China.