Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

La próxima vez que abra el grifo para llenar la cafetera de agua, recuerde que un bosque lo ha hecho posible. Puede ser que esté a cien kilómetros de distancia o más de donde está sentado, pero lo más probable es que le debe su taza de café, al menos en parte, a los árboles que ayudaron a capturar el agua y a filtrarla en su largo viaje hacia el consumidor.

El vínculo profundo y esencial entre los bosques y el agua es el tema de este año del Día Internacional de los Bosques (21 de marzo). La importancia de los bosques respecto del ciclo del agua no se debe subestimar. Los bosques ralentizan el flujo de agua, que se infiltra gradualmente a través del suelo, garantizando un suministro estable todo el año, incluso durante las estaciones más secas. Al mismo tiempo, los bosques filtran el agua que entra en nuestros ríos, lagos, arroyos y aguas subterráneas, aumentando así la calidad de este recurso vital. La investigación ha demostrado cómo un solo árbol puede contribuir con la recarga de las aguas subterráneas, protegiendo la evaporación del agua del suelo, y garantizando que el agua de lluvia se filtre más profundamente en el suelo, suministrando agua potable limpia y sana.

A nivel mundial, las cuencas hidrográficas y los humedales boscosos proporcionan un considerable 75 por ciento de nuestros recursos de agua dulce. Eso puede no ser sorprendente para las zonas rurales. Pero piense en las grandes ciudades, como Bombay, Tokio, Bogotá y México, y pregúntese de dónde viene el agua. La verdad es que un tercio de las ciudades más grandes del mundo obtienen una importante cantidad de su agua potable de los bosques protegidos – y esta cifra seguirá aumentando a medida que los centros urbanos aumenten en tamaño y población. Tomemos el caso de Nueva York, una de las ciudades más densamente pobladas del planeta. Allí, dos sistemas forestales – repartidos en 5,180 kilómetros cuadrados y situados lejos, aguas arriba de la ciudad misma – suministran agua para 9 millones de personas, distribuyendo 4,900 millones de litros todos los días.

Al igual que cualquier organismo vivo, los árboles transpiran, y al hacerlo, aumentan los niveles de humedad en el aire, en última instancia favorecen propician la lluvia o la nieve. En promedio, el 40 por ciento de las precipitaciones sobre la tierra se origina a partir de la evapotranspiración – nombre dado a este proceso – de las plantas, incluyendo los árboles. En algunas zonas, la cifra es aún mayor. Por ejemplo, más del 70 por ciento de la pluviometría en la cuenca del Río de la Plata se origina a partir de la evapotranspiración de la selva amazónica.

La señal es clara: la inversión en las políticas forestales e hídricas orientadas a la ordenación sostenible de los bosques tiene un sólido sentido económico. Frente a la posibilidad de elegir entre poner en marcha una estrategia de protección de los recursos forestales o la instalación de una planta para el tratamiento de aguas para los consumidores, los encargados de la planificación de la ciudad de Nueva York se dieron cuenta rápidamente de que no había punto de comparación. El sistema artificial hubiera tenido un costo de US$ 6,000 millones a US$ 8,000 millones, con un incremento de US$ 300 millones a US$ 500 millones anuales en costos de operación. El costo total para ordenar de manera sostenible dos bosques aguas arriba de uno y otro lado del río Hudson era inferior, menos de US$ 1,500 millones.

Un ejemplo significativo del valor económico de los bosques como proveedores de agua dulce proviene de China. Sus bosques tienen un valor de la función de almacenamiento de agua estimado en 1 trillón de dólares estadounidenses – tres veces el valor de la madera que contienen.Asimismo, el valor de los bosques puede medirse en vidas humanas – la medida más importante. En África, existen datos sólidos de que la deforestación intensiva que se lleva a cabo actualmente en el cinturón tropical central está produciendo un fuerte impacto en el suministro de agua en otras partes del continente, como Etiopía, en el este. Como consecuencia, algunas poblaciones, se han visto obligadas a emigrar de su tierra natal. Esto nos lleva a pensar que las decisiones inherentes a la ordenación forestal – o la falta de ellas -pueden tener un efecto devastador en las comunidades situadas a miles de kilómetros de distancia.Sin duda, los vínculos entre los bosques, el agua y el bienestar humano son numerosos – y no pueden ser ignorados.

Por René Castro-SalazarSubdirector General del Departamento Forestal de la FAO