USI
USI

La situación del presidente de la República se hace cada vez más difícil, y no solo por la nueva moción de vacancia que se ha presentado, por la próxima sesión de la comisión Lava Jato en Palacio de Gobierno el 16 de marzo, o por el hallazgo de algunas contradicciones entre lo que él dice y lo que ha dicho Gerardo Sepúlveda en Santiago, sino también por lo que la población peruana piensa, siente y dice.

Aparte de la permanente caída de su aprobación, y de que el 63% de los peruanos dice que debe dejar el cargo (cifra que crece mes a mes), lo más delicado es que el presidente ya no goza de la confianza del país, va perdiendo legitimidad su mandato, y la sospecha va ganando espacio porque más del 60% de los peruanos opina que el presidente está muy comprometido después del último testimonio que llegó de Brasil.

Pero además, y quizás lo más preocupante, es que la mayor parte de la población parece querer o buscar que este Gobierno se vaya para dar paso a otro. Y esto lo vemos al revisar la última encuesta de Datum, en la que encontramos que más del 60% de la población dice que si vacan a PPK, Vizcarra y Aráoz también deben irse.

El círculo se le puede estar cerrando al Gobierno de PPK, pero podría salvarse de una nueva moción de vacancia. Ahí cuentan los votos, y las negociaciones por encima o por debajo de la mesa, como ya ocurrió en diciembre. PPK ya quebró a Fuerza Popular, y los opositores necesitan de los votos de otras bancadas ahora. Como los de APP, por ejemplo.

Si el presidente “convence” –no sabemos cómo– a los acuñistas, ya no habrá vacancia. Porque sumados a los kenjistas (los visibles y los invisibles), a los oficialistas, y algunos otros pocos votos discrepantes, será suficiente para que PPK se quede.

En el camino, se jugarán varias cartas, como la de Vizcarra, que hoy todos invocan y necesitan; la del oficialismo, para que diga que no se queda si vacan a PPK, y así meter miedo de que Galarreta sería el próximo presidente, que habrá nuevas elecciones, y los congresistas se irán a sus casas (lo que los asusta y no a la población); y la oposición, para que se quede callada –alimentando los rumores– o diga que se queda si se va PPK, que no habrá vacío de poder, y que la sucesión institucional se respeta.

Pero, en ambos casos, la gran pregunta es qué pasará después. Si no vacan a PPK, ¿qué pasará con el país?, ¿será más estable o más inestable?, ¿es mejor o peor?,¿qué ocurre si las acusaciones y las revelaciones continúan?, ¿qué pasa si su popularidad sigue bajando y son cada vez más los peruanos que quieren que se vaya?

Y, por otra parte, si vacan a PPK, ¿un gobierno de Vizcarra será mejor?, ¿el fujimorismo lo dejará gobernar hasta el 2021?, ¿se podrá formar un gobierno de ancha base?

Pero, según lo comentado líneas arriba, cabe otra pregunta. ¿Y qué pasa si todos renuncian y hay nuevas elecciones?, ¿eso es bueno, malo o peor? ¿Con qué escenario tocamos fondo y salimos?