Elmer Cuba, socio de Macroconsult.
Elmer Cuba, socio de Macroconsult.

Por Elmer Cuba, socio de Macroconsult

En 30 años más el Perú puede caer dentro de un amplio rango de escenarios. Si nos situamos en el año 1960, se podría intuir que ese país no era viable tal como estaba, pero no anticipar que luego vendría una dictadura militar estatista por 12 años, luego un estancamiento económico de toda una década y una reforma económica más ortodoxa en 1990.

Si nos situamos en 1990, no podríamos anticipar que luego de los avances económicos de esa década, el presidente reformista se quisiera quedar en el poder durante 15 años. Tampoco que en los últimos cuatro gobiernos que lo sucedieron en el poder, se avance muy poco en el plano institucional y económico. Menos aún que los cuatro gobernantes iban a tener procesos por corrupción ante la justicia con diversos grados de avance y uno de ellos termine suicidándose.

Alcanzar un mayor grado de desarrollo económico va a depender de si logramos mejorar sustancialmente nuestro sistema político y con él, mejorar sustancialmente la calidad de las políticas públicas. En particular, las de economía y educación. A juzgar por lo que se espera en el 2021 parece que comenzaremos con mal pie el primer quinquenio de los siguientes tres decenios.

Si hacemos lo suficiente, el país logrará mantener y ampliar su presencia dentro de las grandes cadenas de valor internacional. Es decir, además de ampliar la minería, la agroexportación y el turismo, lograr exportar servicios intensivos en capital humano y autodescubrir nuevos productos. Dejar de ser solo un gran productor de servicios no transables en las ciudades.

Todo lo anterior, llevaría no sólo a mejores ingresos per cápita, sino a una sociedad con más igualdad de oportunidades. Es decir, mayor bienestar material, cohesión social y felicidad.

De no lograrlo, en el otro extremo de los escenarios, el Perú podría quedarse secularmente estancado como un país con muy baja productividad laboral y extremadamente desigual. Es decir, básicamente lo somos hoy en día, pero dentro de 30 años sería como retroceder, mientras el mundo habría avanzado.

Al ritmo de crecimiento de los últimos 6 años (pre COVID19) seremos una sociedad que no aprovechó el bono demográfico, una sociedad desigual, envejecida y sin pensiones.

Al margen de lo que podamos o no hacer domésticamente, dentro de los siguientes 30 años, tendremos que enfrentar otros retos como una escalada de conflictos -incluso bélicos- entre países democráticos y autoritarios y el cambio climático.

Al ser una pequeña economía, sólo queda optar por el multilateralismo. Dentro de él, tratar de generar corrientes de ideas y presiones de grupo para evitar los desarrollos mencionados, que nos pueden afectar muy severamente.

Sólo existe el presente. El pasado está registrado, pero no existe. El futuro tampoco existe, pero se puede construir.