Eduardo Morón
Presidente de Apeseg
La tarea prioritaria del próximo Gobierno será el control de la pandemia. En eso nadie tiene duda. El segundo punto de la agenda es un reclamo sobre lo que cada peruano ha conseguido de lo que llamamos “el modelo”. La aparente necesidad de modificarlo es porque para muchos el vaso está medio vacío.
Por ello, empecemos por la desigualdad de ingresos, la cual, si bien venía bajando, aún era alta (respecto a OECD). Tal vez el reclamo más importante es que la desigualdad de ingresos no cambia nada si tomamos los ingresos netos de impuestos más transferencias. Una vez más el Estado falla en su tarea de promover menor desigualdad. Unos quieren corregir esto cobrando impuestos a la riqueza. Creo que el problema está en lo que ya hace el Estado. Sus transferencias (subsidios) como la educación superior gratuita universal hacen que los impuestos que cobra a un bolsillo regresen a ese mismo bolsillo con estas ayudas mal focalizadas.
Los ingresos de las personas vienen en su gran mayoría de sus trabajos. Esos trabajos vienen de las empresas. Lo que observamos en el caso de Perú y América Latina es un exceso de empresas pequeñas, poco productivas, típicamente informales, donde el extremo es el cuentapropismo, es decir, empresas de un solo trabajador. La gran mayoría de esas unidades empresariales solo será capaz de pagar remuneraciones por debajo del mínimo legal.
Son las que más empleo generan, pero no ofrecen condiciones adecuadas, ni protección social, y no contribuyen con impuestos al presupuesto de manera relevante. En la otra esquina hay una pequeña minoría de empresas (casi 1 por cada 10 de las pequeñas) que, si son muy productivas, generan empleo adecuado y contribuyan con la mayoría de la recaudación, pero no con la mayoría del empleo.
Si nos preocupa el bienestar de los trabajadores deberíamos empujar para tener más empresas de alta productividad, capaces de pagar mayores remuneraciones y dar el paquete completo de seguridad social. Pero para algunos, la situación actual se “soluciona” pidiendo más a ese pequeño grupo de empresas y dando más ayudas a las pequeñas (pensiones y bonos universales, financiamiento barato, tratamiento tributario diferenciado, etcétera).
Esa receta lo único que ha hecho es hacer más difícil resolver el problema de fondo. Penalizamos a la empresa más grande con mayor carga regulatoria, tributaria, y laboral; y se subsidia para seguir siendo pequeño. Nos olvidamos que firmas pequeñas solo podrán pagar remuneraciones pequeñas a sus trabajadores. La tarea del próximo gobierno debería ser buscar cómo hacer para que las empresas puedan y quieran crecer, en lugar de buscar subdividirse para evitar la norma laboral que desincentiva su crecimiento.
Toca repensar seriamente qué hace el Estado con sus escasos recursos. La apuesta por salud y seguridad social universales siempre se chocará con la dura realidad que la ecuación no cuadra con tan pocas empresas productivas contribuyendo no solo para sus trabajadores sino para los demás. Si seguimos en esa ruta lo que tendremos es lo que ha sido palpable en la pandemia: en el papel te ofrezco atenderte, pero en la realidad anda a comprarte tu propio. Faltan más recursos y mucho mejor gestión.
Si queremos más recursos, no veamos cómo la única ruta viable sacarlos de arriba de la pirámide, busquemos generar más ingresos para toda la pirámide. La acción del Estado debe estar orientada a contribuir a que el universo de trabajadores más productivo sea siempre cada vez mayor, por ello es crítico no abandonar el esfuerzo de lograr una educación de calidad para todos. Si queremos un país que produzca cada vez personas menos pobres y un país más cohesionado no sigamos repitiendo el error de nuestro diseño de políticas tributarias y laborales.
La pandemia ha hecho que perdamos la perspectiva del progreso duradero, ese que no se consigue con bonos o dejando en cero los ahorros previsionales. El progreso no ocurre de manera instantánea. El aumento en el bienestar efímero es muy fácil de lograr a costa de destruir nuestra base productiva, pero solo será efímero. Esa película es harto conocida por todos. No permitamos caminar en sentido opuesto en el camino del progreso duradero.