(Foto: GEC)
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REFORMA POLICIAL. El presidente decidió dar su primer mensaje a la Nación como mandatario para informar la designación de un nuevo comandante general de la Lo que no dijo en ese momento es que para dar ese paso se tuvo que pasar al retiro al menos a otros 18 generales.

Luego de los hechos de violencia durante las marchas de protesta y la actuación de la Policía (PNP) se requería realizar una investigación para no dejar impunes las conductas generadas, y así lo dijeron en su oportunidad el mandatario y el ministro del Interior. Siendo así, no queda del todo claro por qué antes de que culminen las investigaciones se procede a los cambios.

A pesar de no haber utilizado la palabra reforma, es evidente que esa es la intención de las acciones iniciados por el actual Gobierno, un intento que no es el primero en varias décadas (y es poco probable que sea el último). Ya en el gobierno de transición de Valentín Paniagua, un pequeño grupo de oficiales de la Policía elaboró un documento al que llamó “fundamentos de la reforma policial”, el cual nunca se aplicó. Luego, desde el Gobierno de Alejandro Toledo a la fecha también se habló de reformas, pero lo cierto es que con siete ministros del Interior cada cinco años (mandatos de Toledo, García y Humala) no existe la continuidad necesaria para llevar adelante ningún cambio serio. Peor aún si se cuentan cinco ministros en apenas tres años, como con Vizcarra. Resulta claro que ese es uno de los mayores inconvenientes que también el actual Gobierno tendrá que afrontar.

En una de sus primeras entrevistas, Sagasti recalcó que no se debe estigmatizar a toda la Policía por los abusos de algunos, por lo que hizo bien en su mensaje al reconocer la entrega, servicio y sacrificio de muchos de ellos. Hace unas semanas, quienes eran los héroes del país no pueden pasar inmediatamente a convertirse en villanos.

Mejorar la labor de la Policía demanda una tarea ardua. En diferentes ocasiones, se intentó establecer protocolos que guíen su accionar, sin embargo, no han rendido sus frutos, pues muchas veces se elaboran desde un escritorio, pero se olvida de que se requiere conocer la realidad que diariamente enfrentan los policías en las calles. Y si bien esto último no puede dar pie para que se haga un mal uso de la fuerza, tampoco se puede pretender que cumplan con su labor sin hacer uso de ella en determinadas ocasiones.

Más allá de si la gestión de los sistemas administrativos y presupuestales queda a cargo de personal civil, lo importante es que la selección se realice con total transparencia y que los elegidos sean especialistas, con experiencia en estas labores y que comprendan la realidad policial.

Aunque es corto el tiempo, tanto la población como la Policía requieren volver a confiar unos en otros.

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