(Foto: GEC)
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AHORRO. Entre los efectos de la pandemia se podría destacar el haber obligado a muchos peruanos –los que no perdieron sus ingresos– a ahorrar para poder enfrentar un posible contagio de y sus temibles consecuencias, aunque otros factores también han influenciado en el incremento de los depósitos en el sistema financiero el año pasado: 25%, más del triple del promedio. Según la , esos factores fueron el recorte de gastos superfluos y la liquidez adicional a raíz de los retiros de fondos de y . Habría que agregar la disminución de las alternativas y necesidades de consumo, desde ir al cine y viajar, hasta la compra de ropa formal.

Pero ese aspecto precautorio no surgió con la pandemia. Un estudio de la SBS publicado en febrero del año pasado señala que esa es la motivación principal de los peruanos para guardar dinero y otros activos. La precaución más fuerte es la preocupación por la incertidumbre económica del futuro cercano, y la probabilidad de ahorro aumenta ante eventos adversos enfrentados en los últimos dos años, lo que habría incidido en el comportamiento asumido durante la .

En otras palabras, los peruanos priorizan el futuro cercano –de allí la poca importancia que se otorga al tema previsional– por encima de gastos de mediano y largo plazo con potencial de mejorar su nivel de vida, como comprar una vivienda o solventar la educación superior de los hijos. En suma, el conocido eslogan “ahorro es progreso” no aplicaría para el Perú, quizás porque el nivel de ingresos solo alcanzaría para guarecerse de la incertidumbre. En ese sentido, según el estudio de la SBS, la relación positiva entre la probabilidad de ahorrar con ingresos corrientes se da a niveles mayores a S/ 1,500 mensuales, monto al que pocos tienen acceso.

Un dato que muestra la escasa modernidad del ahorro en el Perú es que 83% lo hace fuera del sistema financiero. La SBS menciona barreras como costos, requisitos y bajos retornos. Sin ánimo de darle malas ideas al Congreso, que se podría animar a decretar tasas pasivas máximas, como ya lo ha hecho con las activas, el gran reto del sistema financiero es convencer a los recelosos de las ventajas del ahorro formal: mayor seguridad, cobertura de seguros de depósitos, aplicación de un marco de protección al consumidor, entre otros. También habría que explorar si existe desconfianza por el temor a que los depósitos puedan ser expropiados. Hay un mercado potencial que puede ser captado con estrategias inteligentes (y evitando despropósitos legislativos).

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