(Foto: iStock)
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La del puso de cabeza al mundo y marcó un año que se anticipaba de crecimiento a nivel global, liderado por las economías en desarrollo, y de intensificación de la guerra comercial que el Gobierno de le declaró a China y otros países.

No fue así, pues la rápida propagación del virus obligó a la implementación de cuarentenas y cierres de actividades productivas no esenciales, que generaron una recesión en todo el planeta. El 2020 terminará con una caída del PBI global de 4.9%. La contracción será de 6.4% en los países avanzados y de 3.9% en los que están en vías de desarrollo.

Este año también cerrará con un aumento de la pobreza y del desempleo, sobre todo en el tercer mundo, que si bien será temporal, aún no se sabe con precisión hasta cuándo.

También se habrán acelerado cambios en los mercados laborales y de comercio minorista. Las grandes ganadoras serán las compañías que proveen servicios tecnológicos, las farmacéuticas y las de alimentos, mientras que entre las perdedoras figurarán las empresas de ocio, viajes, turismo y entretenimiento presencial.

El COVID-19 también puso al descubierto la escasa colaboración entre países en tiempos de crisis. En el campo sanitario, salvo algunos intentos de la Unión Europea por aplicar medidas para todo el bloque –como la aprobación de las vacunas–, cada país actuó por su cuenta y el papel de la fue más reactivo que proactivo.

Esto también se observó con la vacuna, pues su desarrollo se convirtió en una especie de carrera para determinar qué país la tendría primero (ganó Alemania, con la colaboración de inmigrantes turcos).

Para aquellos que ya iniciaron la inoculación y para los que tienen programado hacerlo pronto, el 2021 comenzará con menor incertidumbre, aunque la segunda ola de contagios ha forzado a revisar ligeramente a la baja las proyecciones económicas: el rebote será de 5.4%.

También habrá contribuido con brindar tranquilidad al mundo la elección de Joe Biden, pues cuatro años más con las actitudes erráticas y revanchistas de Trump, en un mundo que todavía estará golpeado por las secuelas del covid-19, hubiesen sido insoportables.

Es previsible que Estados Unidos buscará recuperar su posición de liderazgo y limar asperezas con sus aliados. Queda por ver cómo reaccionará China ante la ofensiva diplomática estadounidense. Es que su imagen ha resultado dañada pues se acumulan evidencias de su mal manejo del brote del virus –dejó pasar demasiado tiempo antes de alertar sobre propagación y letalidad–.

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