MEDIO AMBIENTE. A la luz de los modestos resultados que han mostrado sus sucesivas gestiones, se puede concluir que el Ministerio del Ambiente (Minam) continúa sin tener una política clara de acciones. Y con trece años de vida institucional –fue fundado el 13 de mayo del 2008–, ya es tiempo de que encuentre su rumbo y comience a ganar peso político. El problema no sería la falta de continuidad de los ministros, como ocurre en otros despachos (como Interior o Salud). Sin contar los cinco días del Gobierno de Merino, el Minam ha tenido ocho titulares, lo que significa una duración promedio de un año y ocho meses, todo un logro para el Perú.
El mayor obstáculo parece ser la falta de interés de presidentes, primeros ministros y de los grandes ministerios como el MEF, Energía y Minas, y Desarrollo Agrario (Midagri), que llevan la voz cantante en cuestiones de política gubernamental. Eso sin olvidar el casi nulo respaldo del Congreso, así como de los gobiernos subnacionales, acostumbrados a convertir en letra muerta las innumerables reglamentaciones, guías y recomendaciones que el Minam emite para poner en práctica, con poco hasta ahora, la llamada “política ambiental”.
Esa orfandad se refleja, por ejemplo, en la depredación de áreas naturales, supuestamente protegidas por una de sus agencias (Sernanp), aunque los bosques en general (y la fauna silvestre) están a cargo de dos agencias adscritas a distintos despachos: Serfor y Osinfor (dependen del Midagri y la PCM, respectivamente). El Minam también tiene la rectoría del manejo de residuos sólidos. La semana pasada, inauguró una infraestructura con tecnología japonesa en la provincia de Chiclayo (S/ 10.5 millones de inversión), pero se desconoce si existen otros proyectos similares, dado que en todo el país se necesitan alrededor de 200 instalaciones parecidas.
Y en política climática tampoco hay mucho que destacar. En diciembre del 2019, el Minam presentó el Segundo Informe Bienal de Actualización (BUR2) del Perú a la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Ese informe contenía “las prioridades del país en temas de desarrollo y cambio climático” para el periodo 2015-2016, lo que significa que estamos bastante atrasados –Chile ya presentó su BUR4–. Si el Minam trabaja con lineamientos de hace cinco años, entonces su falta de rectoría y de presencia en la toma de decisiones no solo se explica por el desinterés de otros altos funcionarios. Y ninguno de los dos candidatos a la Presidencia parece estar al tanto del problema.