(Foto: AFP)
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MEDIO AMBIENTE. La cumbre climática de este año (su nombre oficial es Conferencia de las Partes, edición 25, o COP 25), estuvo a punto de no realizarse. La sede era Santiago de pero las protestas masivas que sumieron al país sureño en una severa crisis política y social, obligaron al presidente a desistir. Pero la ONU se “puso las pilas” y encontró rápidamente un reemplazo: Madrid, España, aunque bajo la presidencia del Gobierno chileno. La cumbre de APEC, también prevista para celebrarse en Santiago, no tuvo la misma suerte y fue cancelada.

Sin embargo, da la impresión de que la nunca se llevó a cabo, a juzgar por lo poco que se acordó durante los días que duró (del 2 al 13 de diciembre). Los medios internacionales informaron de avances limitados en torno a las metas de emisión de gases de efecto invernadero (GEI), obtenidos a última hora gracias a la presión de una coalición entre países en desarrollo y la Unión Europea, que se enfrentaron a la intransigencia de, entre otros, Estados Unidos, Brasil y Australia –la sorpresa fue este último, pues los dos primeros están gobernados por gente que descarta la evidencia científica y niega el cambio climático–.

De hecho, la sede original de la COP 25 era Brasil, pero Jair Bolsonaro, presidente desde el pasado 1 de enero, citó motivos económicos para comunicar que su país no organizaría el evento. En realidad, habría sido irónico que hubiese tenido lugar en un país cuyo mandatario justifica la quema de bosques amazónicos para ampliar la frontera agrícola, a pesar de las dimensiones catastróficas que tuvieron esos incendios este año.

En el Perú, el Ministerio del Ambiente tampoco se mostró muy entusiasta con los resultados; es más, informó muy poco sobre los mismos y la posición peruana en la cumbre. Lo cierto es que en nuestro país no se ha avanzado mucho para mitigar la emisión de GEI, ni para impulsar legislación que promueva actividades limpias o el uso de energías renovables. Solo se han dado pequeños pasos como la prohibición parcial del uso de bolsas y cañitas de plástico.

El reciente Informe de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD presenta un análisis sobre la sostenibilidad ambiental basado en indicadores como el consumo de combustibles fósiles y de energías renovables, emisión de dióxido de carbono, agotamiento de recursos naturales y deforestación. El Perú está ubicado en el tercio inferior, es decir, entre los países con menor sostenibilidad ambiental. A pesar de eso, la vulnerabilidad de nuestro país al cambio climático no es un problema que inquiete a muchos compatriotas.