Editorial de Gestión. Mientras continúe la actitud antiempresarial de muchos en el Gobierno y el Congreso, las cifras del PBI seguirán siendo mediocres.
Editorial de Gestión. Mientras continúe la actitud antiempresarial de muchos en el Gobierno y el Congreso, las cifras del PBI seguirán siendo mediocres.

PBI. El pasado 5 de agosto, Kurt Burneo asumió el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en reemplazo de Óscar Graham, quien dejó el cargo tras haber decidido no mantener las exoneraciones tributarias a un conjunto de alimentos básicos y combustibles, que se aplicaron en un vano intento por contener la inflación. A diferencia de su antecesor, Burneo inició su gestión advirtiendo que la economía peruana corría el riesgo de entrar en recesión si no se incentivaba la inversión (pública y privada), también intentó responsabilizar al BCR por el aumento de la inflación, pero retrocedió casi inmediatamente en ambos casos.

Pronto, tomó la posta de Graham en su intento por tranquilizar al sector privado con mensajes optimistas, que incluyeron proyecciones macroeconómicas un tanto irreales en el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2023-2026 y en el proyecto de ley del Presupuesto Público 2023. También anunció un plan de reactivación económica –que vio la luz en setiembre bajo el nombre “Impulso Perú”–, que fue recibido con escepticismo, en el mejor de los casos, pues los factores que incidían en la desconfianza permanecían: el entorno de incertidumbre política, el maltrato que las empresas formales seguían sufriendo de buena parte de ministros (también del Congreso), así como la indiferencia para solucionar conflictos sociales, sobre todo en minería.

El resultado del primer mes de Burneo al frente del MEF corrobora que su mensaje esperanzador no caló en el sector privado ni mucho menos en el propio Gobierno. El PBI de agosto creció 1.68% respecto al mismo mes del año pasado, la segunda tasa más baja en lo que va del mandato de Pedro Castillo, y se observó el afianzamiento de varias tendencias: el enfriamiento del consumo (telecomunicaciones cayó por tercer mes consecutivo), la contracción de la minería metálica, las preocupantes cifras de finanzas y seguros (doce meses en rojo) y las consecuencias de la escasez de urea, pues aunque agricultura creció (tras dos meses de caídas), disminuyó la producción de cultivos que dependen de ese fertilizante (maíz y arroz).

En tanto, construcción, uno de cuyos componentes principales es la inversión pública –que depende de las transferencias del MEF–, creció en los niveles subnacionales, pero disminuyó en el nivel nacional (ministerios y agencias adscritas). Es decir, ni siquiera los colegas de Burneo en el Gabinete están atentos a su mensaje optimista. Y mientras continúe la actitud antiempresarial de muchos en el Gobierno y el Congreso, las cifras del PBI seguirán siendo mediocres.

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