Majes-Siguas II. (Foto: GEC)
Majes-Siguas II. (Foto: GEC)

INFRAESTRUCTURA. Once años parecen tiempo más que suficiente para que un proyecto vea la luz. Mucho más si cuenta con el respaldo del Estado, ha sido considerado prioritario y formado parte de los discursos de diversas autoridades. Sin embargo, el proyecto es un claro ejemplo de que sin importar cuántos presidentes o gobernadores regionales aseguren que se le dará prioridad a una obra esta puede vivir entrampada. Por supuesto que Majes-Siguas II es solo un ejemplo de los muchos casos que existen.

En el 2019 el entonces ministro de Economía, presentó el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, que contemplaba un listado de 52 proyectos priorizados, cuyo valor ascendía a S/ 99,196 millones, cinco de ellos ya estaban en etapa de ejecución de obras y 19 en ejecución contractual, sin embargo, ninguno de ellos ha sido culminado. Varios de esos proyectos están en el imaginario hace años: la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez, las líneas 2 y 3 del , Chavimochic tercera etapa, la construcción y mejoramiento de la Carretera Central y la Central Hidroeléctrica San Gabán III, por mencionar solo algunos. A través de los años, se ha dado un desfile de nuevos plazos, adendas adicionales, compromisos por parte de las autoridades, pero lo cierto es que de poco o nada han servido para lograr que las obras terminen. Los responsables sobran.

Las autoridades de todos los niveles coinciden en la necesidad de los proyectos, pero la puesta en marcha se entrampa, por diferentes razones que nadie sabe explicar convincentemente, en una muestra evidente de que la buena voluntad no basta. Lo peor es que el país está ahora inmerso en un círculo vicioso, pues la situación sanitaria, unida a la crisis económica y a la precariedad de un gobierno que tiene apenas seis meses de vida, hacen casi imposible que estos proyectos puedan llevarse adelante. Sin embargo, lograr concretarlos podría ayudar a reducir las brechas que se hicieron más evidentes durante la pandemia, como saneamiento, electricidad y transporte, a la par de convertirse en un fuerte impulso para la inversión.

El ministro de Transportes, , se ha comprometido a ejecutar el 53% del presupuesto de su sector para este año (S/ 9,192 millones), es decir S/ 4,936 millones y uno de los principales proyectos corresponde a la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima y Callao (cuya primera piedra se colocó en el 2014) y otras vías nacionales. Es de esperar que pueda lograrlo, aunque la experiencia está en su contra.

Quizá sea momento de revisar los procesos para que los grandes proyectos de infraestructura no terminen siendo los olvidados de siempre.

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