ADELANTO DE ELECCIONES. Luego del fin de semana largo, el país parece haberle puesto punto final solo al último capítulo de su inacabable crisis política. Ello luego de que el expresidente y dictador frustrado Pedro Castillo intentara el último miércoles no solo disolver el Congreso sin ningún intento de respaldo constitucional, sino tomar también control del sistema de justicia (Poder Judicial, Fiscalía, Junta Nacional de Justicia y Tribunal Constitucional) e, incluso, arrestar a la fiscal de la Nación sin proceso judicial, en lo que fue un lamentable episodio que comentamos con más detalle en otro editorial publicado en nuestra web.
Pero un país como el Perú no suele dejar mucho tiempo para la reflexión. Si bien se acaba de cerrar otro capítulo de la crisis, es previsible que lo que viene ahora no sea aún el esperado período de estabilidad y retorno a la ruta de crecimiento que el país espera y necesita. Si bien el nuevo Gabinete tiene algunos nombramientos destacables –como el de Álex Contreras en el MEF– y otros que al menos merecerían un voto de confianza, se trata de reconocer una realidad: el Gobierno de Boluarte asume sin un partido ni una bancada que lo respalde, no hay más vicepresidentes y el Congreso, que es muy impopular según todas las encuestadoras, está principalmente controlado por la oposición. Si pensamos más allá de en lo inmediato, ese no parece ser el escenario propicio para un Gobierno que pueda ser capaz de devolvernos la estabilidad.
En ese sentido, quizá lo más prudente sería ver este cambio de Gobierno tras el golpe frustrado solo como el inicio de una verdadera salida de largo plazo a la crisis. Para construir una estabilidad más sólida, sin embargo, será importante considerar seriamente otras ideas, como la posibilidad de adelantar las elecciones generales o el aprobar algunas reformas constitucionales que, por ejemplo, promuevan un mejor balance de poderes entre Ejecutivo y Legislativo.
Plantear un camino con elecciones adelantadas incluso podría otorgarle mayor legitimidad al Gobierno, que ya ha comenzado a recibir críticas de muchos exvotantes de Castillo. Por otro lado, el país podría tener un período de cerca de un año de relativa estabilidad hasta que las nuevas elecciones se produzcan (dado que se requeriría de una reforma constitucional para aprobar el adelanto y que esta vez habría elecciones primarias obligatorias, lo más pronto que podrían ser sería el 2024).
Toca discutir con seriedad y civismo estas y otras posibles salidas.