(Video: TV Perú Noticias)
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AGENDA DE GOBIERNO. El país vive otra vez tiempos de crispación. Nuevamente, el Gobierno —y las bancadas que lo acompañan— y un sector de la oposición, reducen todo a blanco o negro.

En parte, esta situación tiene su origen en los errores del Gobierno, pues el presidente Martín Vizcarra, mantiene una actitud de confrontación permanente, aunque lo quiera disimular. Pero el Legislativo también aporta lo suyo. En el Congreso, la oposición alienta la convulsión con sus actitudes, como ocurrió con el bochornoso espectáculo que dio la Comisión de Defensa Nacional. Si se estaba buscando la verdad, pudo haber hecho una sesión reservada y no un show mediático.

Esas actitudes se dan a dos meses y medio de la conformación de una nueva Mesa Directiva, que no podrá ser elegida sin el apoyo de Fuerza Popular y el Apra, por lo que es de esperar que el enfrentamiento continuará. Las discrepancias han llegado a tal nivel que la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales ha emitido un pronunciamiento pidiendo mesura al Ejecutivo y al Legislativo.

Este ruido político está haciendo mella en la economía, no tanto porque se esté dejando de crecer —aunque la desaceleración es evidente— sino porque el Gobierno está descuidando temas que merecen atención y soluciones. Por ejemplo, los errores del Gobierno en el manejo del conflicto de Las Bambas ya han dado sus frutos. No solo el proceso de diálogo con las comunidades de Las Bambas no arriba a buen término, sino que algunas de sus peticiones ya son insensatas. La sola puesta a debate de la ley de amnistía alienta el cierre de carreteras, como ocurrió ayer en La Oroya, donde trabajadores de la minera Argentum bloquearon la Carretera Central por un reclamo privado (entre trabajadores y la empresa). Por su parte, los gremios agrarios han planteado un paro preventivo y solo quieren dialogar con el presidente de la República y no con la ministra del sector.

El Gabinete parece concentrado solo en la lucha contra la corrupción y la reforma política, a tal punto que le exige al Congreso poner a debate este tema, pero no mueve un dedo por los demás proyectos que también envió con carácter de urgencia sobre otros problemas nacionales que el Congreso tampoco discute.

De continuar esta situación, en el 2021 deberemos decir que se perdieron cinco años más de gobierno.