Todos los ciudadanos tendrán que acudir a votar el referéndum del domingo 9 de diciembre. (Foto: GEC)
Todos los ciudadanos tendrán que acudir a votar el referéndum del domingo 9 de diciembre. (Foto: GEC)

REFERÉNDUM. Ganó la propuesta del presidente Vizcarra para que la votación sea en el esquema de “sí, sí, sí, no”, lo cual es un respaldo a los planteamientos que impulsó el mandatario y una derrota para quienes lo cuestionaron. Pese a que aún queda un camino por recorrer, es claro que este primer paso tuvo sintonía con lo que quería la población. Lamentablemente, las expectativas que generan estas reformas constitucionales pueden ser diferentes de los resultados que tendrán dichos cambios.

Aunque importante, lo aprobado ayer es apenas un paso, ya que es el actual Congreso –que tiene nota desaprobatoria en la mayoría de la población– el que deberá desarrollar, a través de leyes orgánicas, los cambios aprobados para implementarlos. ¿Con qué velocidad se harán? Este Parlamento, y sobre todo la bancada de Fuerza Popular, no se han caracterizado por actuar con celeridad cuando se trata de las propuestas del Gobierno, aunque algunos legisladores fujimoristas ya adelantaron que la reforma de la Junta Nacional de Justicia tendrá prioridad, pero no necesariamente las otras.

El referéndum tuvo empatía con la población y asimismo se mantuvieron los pros y los antis vigentes, una estrategia que permite resultados en el corto plazo, pero que resulta difícil de sostener en el largo plazo. Sin ser intrascendentes, los cambios constitucionales que se sometieron a consideración de la ciudadanía no eran la prioridad inmediata del país, salvo la creación de la Junta Nacional de Justicia.

Ahora el Ejecutivo deberá centrar su trabajo en las otras preocupaciones de la agenda nacional y en las verdaderas reformas que se requieren para lograr el desarrollo. Las declaraciones iniciales del presidente pueden ser la señal de que su gobierno ingresa a otra etapa.

Hace unas semanas, decíamos que terminado el referéndum sería el mejor momento para cambiar el Gabinete y darle un giro a la forma de trabajo del Ejecutivo. Obligado por las circunstancias, ya hay dos nuevos ministros que el presidente Vizcarra deberá elegir. Quizás debería animarse por un cambio más amplio, que le permita llevar adelante las propuestas planteadas por el Consejo Nacional de Competitividad para el corto plazo, emprendiendo las reformas en materia laboral y tributaria que necesita el país, pero con pasos firmes y seguros, sin las marchas y contramarchas mostradas, por ejemplo, en la aplicación de la norma contra la elusión tributaria.

El apoyo conseguido no le durará ni un mes más si no muestra resultados, por ejemplo, en temas como la seguridad y la economía.