EXPECTATIVAS ECONÓMICAS.  El ánimo de la opinión pública sigue una línea zig zag en torno a la política económica del Gobierno de Martín Vizcarra. Según la encuesta de Pulso Perú, en agosto, octubre y diciembre mejoró la sensación de que ha habido reactivación, pero en julio, setiembre y noviembre empeoró. Y, en todos los casos, el sube y baja ha sido notorio, lo que ha resultado en brechas entre optimistas y pesimistas que han alcanzado desde 44 hasta apenas 8 puntos porcentuales (julio y agosto). La de este mes es más moderada (14 puntos porcentuales).

El enfriamiento de la economía entre junio y setiembre no parece haber tenido tanta influencia en la percepción de los encuestados, a juzgar por los saltos optimistas de agosto y octubre, que ocurrieron luego de que el presidente Vizcarra actuó en materia de lucha contra la corrupción y de la reforma judicial y política –el discurso de Fiestas Patrias y la cuestión de confianza–. No sería la primera vez que la percepción económica mejora debido a factores políticos. Además, hay que tener en cuenta la alta aprobación que tiene el mandatario.

Sin embargo, lo que no ha cambiado es que los pesimistas siguen siendo mayoría, pues el porcentaje de quienes sienten que la economía no se ha reactivado no ha bajado de 55% desde junio (este mes es 58%). Eso significa que para romper esa barrera de desánimo hará falta que el Gobierno emita señales que apunten a mejorar la situación de los peruanos de a pie, de quienes seis de cada diez creen que puede hacer más para reactivar la economía. Está visto que los grandes anuncios no son suficientes –quizás ni siquiera impacten en la opinión pública–. El MEF tiene la palabra, pero hasta ahora guarda silencio.

El factor que está provocando ese agobio es el remunerativo: el 69% declara que sus ingresos no les alcanzan para satisfacer todas sus necesidades, y el mismo porcentaje señala que su economía personal y familiar no ha mejorado en lo que va del Gobierno de Vizcarra. Este resultado tendría una correlación con el empleo, pues a pesar de que sigue creciendo, la expansión ha correspondido exclusivamente al empleo informal (en los doce meses terminados en setiembre).

Tal vez por ello la opinión pública no esté viendo con buenos ojos a los empresarios, pues la mayoría cree que no hacen sus mayores esfuerzos para contribuir en la reactivación de la economía –tampoco para combatir la corrupción–. Por ello, el Gobierno no es el único que debería emitir señales de reforma. En lo que sí hay un punto de encuentro es en las expectativas para el próximo año, que son menos sombrías tanto para el sondeo Pulso Perú como para los empresarios encuestados por el BCR.