Editorial: El sol vuelve a salir

SISTEMA FINANCIERO. A partir de este año, todas las transacciones, valores, precios, registros y similares tendrán que estar expresados en soles (S/), que es la unidad monetaria del país desde octubre del 2015. El BCR ya ha puesto en circulación billetes de 10 y 100 soles, de modo que el “nuevo sol”, creado en 1991 como reemplazo del aborrecido “inti”, pasará a la historia. Un nuevo sol equivalía a un millón de intis.

El sol también está volviendo a salir para el sistema financiero, que fue uno de los afectados por el enfriamiento de la economía. Luego de haber pasado casi todo el 2017 con tasas de expansión bajas, el crédito comenzó a recuperarse en octubre, sobre todo el hipotecario, que en noviembre dio un salto de 9.1% (el mayor del año). La mejora también ha alcanzado a los préstamos para las empresas grandes y pequeñas, aunque a tasas no tan elevadas, así que solo faltaría el repunte del rubro orientado a las empresas medianas. El crédito de consumo continúa aumentando a tasas relativamente altas.

La lenta recuperación de la demanda interna es uno de los factores que explican la reactivación crediticia, así como las medidas dictadas por el BCR para elevar la liquidez y reducir el costo de los préstamos –reducción de los diversos tipos de encaje y de la tasa de interés de referencia–. Si la actividad inmobiliaria sigue dinamizándose, su efecto multiplicador creará un círculo virtuoso que incluirá a la construcción, industrias conexas, créditos y, por último, la creación de empleo adecuado.

El único riesgo que podría frenar esta marcha es el político –porque el factor externo también se vislumbra favorable–. Por ende, habrá que esperar que los desencuentros entre el Ejecutivo y el Congreso no resulten en una calamidad como otro pedido de vacancia o más amenazas de interpelar a ministros o gabinetes enteros. El mayor desafío futuro para el sector es la consolidación de las plataformas crediticias online, sobre todo las controladas por las gigantes de Internet.

La bolsa limeña, siguiendo la tendencia internacional –y la influencia de la cotización del cobre y el zinc–, subió 27%, mientras que la cotización del dólar se redujo 3.46%, marcando su segundo año de caídas consecutivas. La debilidad de la divisa estadounidense en el mundo explica en parte ese resultado, a lo que debe sumarse la mejora de la balanza comercial peruana, que registró un superávit cercano a los US$ 5,600 millones. Predecir el comportamiento del dólar para este año es más cuestión de clarividentes que de economistas, así que lo más recomendable es abstenerse.