(Foto: USI)
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PARALIZADOS. Hace poco más de un mes, cuando el Congreso no aprobó el pedido de vacancia del presidente Pedro Pablo Kuczynski, la mayoría del país creyó que se abría una nueva oportunidad para modificar la forma en la que se había venido manejando el Gobierno desde julio del 2016, incluida la manera de relacionarse con las distintas fuerzas políticas representadas en el Parlamento.

Sin embargo, cinco semanas después, pareciera que la situación está mucho peor. La decisión del presidente de indultar a Alberto Fujimori polarizó al país y puso un velo sobre las verdaderas razones de dicha medida. Además, semana a semana, aparece una nueva información sobre el presidente Kuczynski, la empresa Westfield y sus presuntos vínculos con Odebrecht, lo que ha generado que nuevamente se hable de un pedido de vacancia que algunos partidos, incluido Fuerza Popular, ya adelantaron que apoyarían.

Esta situación política afecta directamente a la economía del país, a tal punto que más de una proyección de crecimiento para este año ya se ha ajustado a la baja. Los enfrentamientos políticos generan la sensación de un país paralizado con un Parlamento que no avanza en su función legislativa (varias normas planteadas como urgentes por el Gobierno en julio del año pasado aún no han sido debatidas) y un Gobierno que no logra articular su trabajo al margen del Parlamento. No por nada en la última encuesta de GfK, el 71% considera que PPK no tiene un plan claro para el desarrollo del país.

Esta situación es tan notoria que incluso el presidente de Asbanc ha destacado el “entrampamiento” político en que se encuentra el país y el perjuicio que ello genera. El mayor problema es que desde todos los sectores se escuchan las críticas y lo mal que se hacen las cosas, pero hay escasas propuestas de soluciones o de pautas a seguir para salir de los problemas. Muchas veces pareciera que la meta de los políticos es únicamente pegarle al Gobierno.

Desde el Ejecutivo hay una terquedad de estar de espaldas a la realidad, esperando un apoyo político que no obtendrá y sin asumir las riendas en los pocos pero importantes espacios que sí puede liderar.

Un nuevo pedido de vacancia podría, esta vez sí, terminar con la Presidencia de PPK. Sin embargo, si no se reduce el nivel de beligerancia entre Ejecutivo y Legislativo muy poco se logrará avanzar como país.

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