Se empleó el polígrafo y sus componentes electrónicos para medir y registrar las respuestas corporales de los entrevistados y detectar si respondieron con veracidad las diferentes preguntas que les formularon. (Mininter)
Se empleó el polígrafo y sus componentes electrónicos para medir y registrar las respuestas corporales de los entrevistados y detectar si respondieron con veracidad las diferentes preguntas que les formularon. (Mininter)

CRECIMIENTO ECONÓMICO. Desde las últimas semanas, e incluso meses, la agenda del país está centrada en los temas políticos que si bien son importantes y determinantes —como seguramente se evidenciará el día de hoy—, no son lo único que mueve al país y, por el contrario, tienen un alto impacto en el desarrollo de la economía y, por ende, en el bienestar de la población.

Hace unos días, la agencia de calificación Moody’s recordó que la inversión privada no minera está estancada debido básicamente al conflicto permanente entre Ejecutivo y Legislativo, que no les genera confianza a los empresarios. Es verdad que esta sensación es mayor en los inversionistas nacionales que en los extranjeros, pues estos últimos están más pendientes de las variables macro que de lo interno. Sin embargo, en el largo plazo también se puede terminar afectando dichas variables.

A pesar de todos los sucesos, el PBI muestra un crecimiento sostenido que lo mantiene en el promedio de los países de Europa emergente e incluso supera al de América Latina. Sin embargo, aún estamos lejos del Asia emergente o países como Chile o México, y si se considera que la inversión privada y pública deben ser los motores fundamentales que impulsen el crecimiento de la actividad económica, existe un mayor riesgo de cumplir las metas mientras mayor sea el ruido político.

De seguir creciendo al mismo ritmo que en los últimos años, la economía será incapaz de absorber a los miles de jóvenes que cada año se integran a la PEA, ampliando la brecha entre la economía formal y la informal, con el consiguiente detrimento de ingresos para las personas (lo que afecta su capacidad de gasto) y para el país, al reducirse el porcentaje de impuestos a cobrar (lo que afecta la posibilidad de mayor inversión pública).

El Ministerio de Economía y Finanzas está tratando de avanzar en la agenda de largo plazo a través del Plan Nacional de Competitividad y Productividad, pero mientras la preocupación del Congreso y del presidente Vizcarra estén puestos en otros temas, es poco lo que se podrá concretar y mientras tanto temas como la falta de empleo, los bajos ingresos o la seguridad ciudadana seguirán siendo relegados.