MEA CULPA. Los casos de corrupción en nuestro país son tan antiguos como la república. Sin embargo, cada cierto tiempo se divulga tal nivel de podredumbre que la población ya no puede dejar de ver lo que sucede.

La responsabilidad viene desde diversos sectores, existen organizaciones que se han vuelto no solo anacrónicas, sino además parte del problema como sucede con los colegios profesionales en el caso específico del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Aquí, es importante cambiar la composición de la institución y la forma de elegir a sus representantes. Dado que su principal labor es nombrar y ratificar jueces y fiscales, deberían ser las personas más idóneas para ello, es decir, conocer de la materia y saber cómo elegir a los mejores, pero si se quiere conseguir calidad, los reclutadores también deben serlo. Se trata de un tema de especialidad, en este sentido sería bueno aplicar el dicho “zapatero a tus zapatos”.

En el caso de la sociedad, esta se indigna y con justa razón. Sin embargo, nadie asume su responsabilidad. El Congreso, que es el poder encargado de legislar y dar las normas que hoy se critican (por ejemplo, forma y plazos para destituir a los miembros del CNM), está compuesta por parlamentarios elegidos en votación popular. De igual manera, tanto el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (que fue vacado) como Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz fueron elegidos por la población. Es decir, 18.5 millones de peruanos (los que sufragaron en la última elección) son responsables de las autoridades que gobiernan en ambos poderes, y a pesar de que con cada elección que pasa se trata de contar con más información previa de cada postulante, lo cierto es que muy pocas personas averiguan lo necesario sobre sus candidatos y la mayoría se ha convertido en parte del clientelaje político vendiendo su apoyo por algún beneficio inmediato (polos, víveres) o por la esperanza de algún puesto de trabajo o contrato posterior.

Sirve de muy poco la indignación e incluso las manifestaciones y marchas si no van acarreadas de una mayor responsabilidad ciudadana, por ejemplo, ¿cuánto están averiguando los votantes sobre los candidatos a alcaldes y gobernadores regionales por los que deberán votar en apenas tres meses?, ¿saben si tienen algún tipo de denuncias?, ¿de dónde provienen sus ingresos?,¿qué proponen? Lo cierto, como dijo George Orwell, es que “un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice”.