La industria de productos pesqueros reportó un incremento de producción de 57%. (Foto: Andina
La industria de productos pesqueros reportó un incremento de producción de 57%. (Foto: Andina

CRECIMIENTO. Luego de cuatro meses de desaceleración, la economía peruana se expandió considerablemente en octubre (4.18%), superando todas las expectativas y registrando la tercera tasa más alta del año, aunque lejana de los notables resultados de abril (7.85%) y mayo (6.6%), que por un corto periodo suscitaron el entusiasmo del MEF, BCR, el presidente Martín Vizcarra y la gran mayoría de analistas. Esta vez la reacción ha sido más contenida, quizás porque ya se aprendió la lección de no cantar victoria antes de tiempo. Aunque las primeras proyecciones ya adelantan que la economía habría crecido más de 5% en noviembre.

Los sectores que tuvieron mayor contribución al impulso de octubre fueron manufactura y construcción. El primero aportó 0.88 puntos porcentuales al PBI total y lo destacable es que crecieron sus dos componentes: el primario, gracias al reinicio de la extracción de anchoveta, que influyó en la industria de harina y aceite de pescado; mientras que el no primario reflejó el dinamismo de rubros vinculados a la exportación, como la confección de prendas de vestir, y a la inversión, como metalmecánica y materiales de construcción.

Tras dos meses de caídas, construcción se recuperó y aportó 0.56 puntos porcentuales al PBI total, aunque en el componente de inversión pública, el fuerte aumento del gasto de los gobiernos regionales y locales se vio atenuado por la reducción del gasto del Gobierno Nacional, lo que significa que la ejecución presupuestal de los ministerios (principalmente) continuó exhibiendo un desempeño ineficaz. Con excepción de minería e hidrocarburos, el resto de sectores también creció, aunque comercio siguió desacelerado.

El repunte de octubre tuvo un efecto positivo en el empleo, si bien el INEI solo ha dado a conocer las cifras de Lima para el trimestre móvil setiembre-noviembre, pues los datos a nivel nacional los difunde cada tres meses. Lo preocupante sigue siendo que el subempleo continuó creciendo más que el empleo adecuado. Además, de las 105,300 personas que ingresaron a la PEA ocupada limeña en dicho periodo, el 73.9% no tenía ningún seguro de salud, lo cual refleja la persistente precariedad del mercado laboral.

Noviembre también fue auspicioso –la inversión pública volvió a incrementarse a tasas elevadas y prosiguió la pesca de anchoveta–, y se espera lo mismo para el presente mes. En este contexto positivo, el Gobierno enfrenta dos riesgos: el primero es que comience a anunciar que octubre fue un “punto de inflexión”, pues ya hemos tenido demasiados que resultaron no serlo. Segundo, que comience a confiarse y le haga largas a las reformas económicas que ha prometido (competitividad, laboral e infraestructura, entre otras).