(Foto: Colegio de Nutricionistas del Perú)
(Foto: Colegio de Nutricionistas del Perú)

OCTÓGONOS. La introducción de advertencia en los empaques de alimentos industrializados ya tiene sus primeros impactos. Según la consultora Kantar, el consumo en supermercados de marcas con octógonos se redujo 4% en julio, respecto al mismo mes del año pasado, más del doble que en canales tradicionales (bodegas y mercados). Uno de los objetivos de la normativa es reducir el consumo de alimentos con alto contenido de sodio, grasas saturadas, azúcar y grasas trans.

La Ley de Alimentación Saludable –promulgada el 2013 y reglamentada cuatro años después– enfrentó críticas por los parámetros fijados para poner el sello, así como de quienes defienden la libertad de elección. Sin embargo, no se tuvo en cuenta el hecho de que un consumidor que no cuenta con información completa y transparente, no siempre puede elegir con total libertad.

Un ejemplo de esto es que los alimentos cuyo consumo se contrajo más (10%) fueron aquellos en los que los consumidores se sorprendieron al encontrar uno o más octógonos. Como ya estaban mejor informados, optaron por no comprarlos o reducir su frecuencia de compras.

El Perú no ha sido pionero en dictar normas al respecto, de modo que las empresas locales tendrían que tomar nota de lo que hicieron sus similares en el extranjero para evitar perder mercado, como las transnacionales Nestlé y Coca-Cola, entre muchas otras. Claro que en el país también hay empresas que en lugar de quejarse han decidido invertir en investigación para librarse de los octógonos.

Por ejemplo, la cusqueña Inka Crops destinó US$ 200,000 para dar con una fórmula que aminore la concentración de grasas saturadas en sus snacks. Algo parecido ha hecho Laive, pero con el azúcar en sus yogures. El secreto es conocido: o innovas o tu marca se estancará y hasta podría desaparecer. Otro objetivo de la ley fue incentivar la alimentación saludable, pero mientras no se incluya dentro de la regulación a la llamada comida chatarra y la ambulatoria, no se avanzará mucho. Además, todo esto tendría que estar enmarcado dentro de un proceso que incluya la actividad física, aunque parece que todavía estamos lejos de la meta.

Como advertimos desde el 2013, no solo se debe poner el ojo en los alimentos industrializados, también hay que lanzar campañas de consumo responsable que, por cierto, algunas empresas ya realizan.

Al Ministerio de Salud le corresponde evaluar periódicamente la pertinencia de los parámetros fijados en la Ley de Comida Saludable. Lo que no debería darse es un retroceso.