TENDENCIA DEL EMPLEO. La construcción comenzó a recuperarse en junio del 2017, pero tuvieron que pasar seis meses para que los efectos de ese repunte se sintieran en el empleo. Según el INEI, en el trimestre móvil diciembre-febrero, la población ocupada en dicho sector aumentó 2.2%, con respecto al mismo periodo del año previo, luego de doce meses consecutivos de caídas. Lo más resaltante es que el empleo adecuado en la construcción experimentó la mayor expansión (5.4%); esta categoría considera a las personas que trabajan más de 35 horas a la semana y ganan más de S/ 961 mensuales.

Hasta aquí las noticias alentadoras. Las cifras reseñadas corresponden a Lima Metropolitana, pues a nivel nacional el empleo en construcción seguía deprimido hasta diciembre. Hay que acotar que el INEI publica estadísticas laborales del resto del país cada tres meses, mientras que para la capital lo hace mensualmente. En cualquier caso, de las cuatro ramas de actividad la construcción es la que genera menos empleo, pues su participación en el mercado laboral es de 7.15% en el caso limeño y de 5.8% en todo el país.

Es por ello que a pesar de que en la capital el empleo adecuado creció en construcción, así como en comercio, la contracción en manufactura y servicios influyó en una caída general de esta categoría de 1.5%. En suma, para que las contrataciones se reactiven, no será suficiente con los efectos positivos de un sector (o dos) sino del conjunto de la economía. De otra forma, tanto el subempleo como el desempleo continuarán siendo elevados. En el periodo reportado, el primero representó el 36.7%, mientras el segundo afectaba al 8% de la PEA.

El desempleo afecta con mayor incidencia a los jóvenes entre 14 y 24 años que buscan trabajo: más de la mitad de los desocupados limeños pertenece a este grupo etario. De este modo, la tasa de desempleo de los jóvenes es 19.6%, la más alta desde marzo del 2011. Ha habido propuestas legislativas para atacar este problema, una muy controvertida –la llamada“ley del esclavo juvenil”– y otro proyecto que dispone que el Estado asuma el pago a Essalud, lo que implicaría un mayor gasto público.

Sin embargo, lo que hace falta son reformas estructurales –no solo en el mercado laboral– que preparen a la economía peruana para que el empleo no se precarice tan dramáticamente cuando ocurra otra desaceleración. Los jóvenes no pueden seguir pagando por los errores de los adultos.