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ENTIDADES ESTATALES. Los casos de irregularidades y corrupción estatal son descubiertos, casi en su totalidad, por la prensa. Las numerosas oficinas de control interno en los tres poderes del Estado continúan demostrando que no están a la altura de sus responsabilidades. Y la reacción de las autoridades siempre es la misma: despedir funcionarios y anunciar reestructuraciones y reorganizaciones que, pasado un tiempo, caen en el olvido. En realidad, lo único que se hace es poner parches que no solucionan el problema, sino que postergan su solución.

Recientemente, tres nuevos destapes periodísticos han pasado a engrosar esa larga lista; dos involucran a sistemas a cargo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y el tercero, a una bochornosa licitación en el Ministerio de Cultura. El Comercio reveló que en Lima, hasta una persona con severas dificultades de visión puede obtener un brevete –encima, para transportar pasajeros y carga–, y según “Cuarto Poder”, hasta una carcocha recibe el visto bueno de las empresas encargadas de realizar revisiones técnicas. Habría que preguntarle al MTC cómo funcionan estos sistemas en el resto del país.

La reacción de ese ministerio ha sido, como era de esperarse, declarar en reorganización la Dirección de Circulación y Seguridad Vial. Además, ha interpuesto una denuncia penal, ha cancelado unos cuantos permisos y ha cerrado uno de los centros de emisión de brevetes. Todo esto sin que su titular, Edmer Trujillo, conceda una sola entrevista para explicar por qué su despacho ignoraba que los sistemas en cuestión son una coladera.

Quien sí dio la cara fue la ahora exministra de Cultura, Patricia Balbuena. Nadie en su despacho se percató que se adjudicó una investigación arqueológica en la ruta del Rally Dakar a una empresa impedida de contratar con el Estado, porque tenía vínculos con el ahora exviceministro de Patrimonio Cultural. Recién cuando “Panorama” descubrió la irregularidad, Balbuena actuó, pero ya era tarde, por lo que se vio obligada a renunciar.

Estas reacciones, cuyo objetivo es poner parches para salir del paso, también son comunes cuando ocurren accidentes o desastres naturales. El ejemplo más clamoroso en este caso es la “Reconstrucción con Cambios”, anunciada por todo lo alto, pero emprendida con lastimosa lentitud e ineficiencia por la gestión de Pedro Pablo Kuczynski, y que el presidente Martín Vizcarra ha ofrecido mejorar y acelerar en varias ocasiones. El hecho de que la Contraloría haya advertido que ya está pareciéndose a la reconstrucción del 2007 –que fue un desastre– tiene que hacer sonar las alarmas.