Peruanos afirman que no se sienten representados por sus congresistas
Peruanos afirman que no se sienten representados por sus congresistas

PULSO PERÚ. La aprobación del presidente del Martín Vizcarra volvió a caer por tercer mes consecutivo desde que asumió el cargo en marzo de este año. A pesar de los viajes al interior del país, el presidente no logra revertir la tendencia. Por el contrario, la desaprobación sigue en aumento. Así, en la región sur alcanzó el punto más alto (65%) y solo en el nivel socioeconómico E, la desaprobación no supera el 50%.

Si bien hay brotes verdes en la economía que permiten ser optimistas en cuanto a que el crecimiento irá en ascenso en el resto del año —al punto que tanto el ministro de Economía, como bancos de inversión están ajustando sus proyecciones al alza—, esto no es suficiente para la población, pues un 78% percibe que en los últimos cuatro meses el Perú se ha estancado. Es más, para un 20% el gobierno de Vizcarra es peor que el de PPK.

Aunque el refrán dice que “mal de muchos, consuelo de tontos”, lo cierto es que al Congreso no le va mejor que al Ejecutivo, ni a nivel general ni cuando se analiza a los parlamentarios de manera individual. Calificados de 0 a 20, el Poder Legislativo llega apenas a 6.2. La población siente que no trabaja para el pueblo y que es corrupto. Esta desaprobación es también un reflejo de lo que sucede con los líderes políticos, pues en todos los casos su desaprobación es superior al 50%.

En el caso específico de Fuerza Popular, llevar dos años a cargo del Congreso le podría jugar en contra. Si bien para un 73% la Mesa Directiva ya no debería estar en sus manos, lo más seguro es que estos deseos no se cumplan, pero si los fujimoristas no logran dar un cambio de timón en la forma en que han venido manejando el Parlamento el deterioro institucional será mayor y podría llevar a que en las próximas elecciones regionales y municipales los movimientos radicales ganen terreno.

Lo que llama la atención es que ninguno de los poderes del Estado parece estar interesado en lo que percibe la población, pues no se ven intenciones de modificar conductas o hacer “un poco más”. El Gobierno está jalado (calificado con nota de 9.4), pero ni el premier César Villanueva ni el presidente Martín Vizcarra dan señales de saber qué hacer para revertir esta percepción. No ayuda que la imagen de los miembros del Gabinete sea tan débil, a tal punto que ninguno se haya convertido en el referente de su sector.

En tres semanas, el presidente dará su discurso de 28 de julio. Ese será el momento para anunciar los cambios que el país espera. De lo contrario, de poco servirán los buenos aires económicos que se empiezan a sentir.