Editorial:  Perdieron el año
Editorial: Perdieron el año

El último mes del año es también el de las evaluaciones finales. Después de meses de labores los estudiantes pueden ver el fruto de su trabajo: si se esforzaron terminarán con buenas notas y podrán avanzar en sus estudios; quienes no lo hayan hecho habrán perdido el año y tendrán que repetirlo.

Este tiempo también sirve para evaluar la labor que cumplen las autoridades del país. Así lo muestra la última edición de Pulso Perú que ha consultado a los peruanos sobre la nota (de 0 a 20) que le pondrían al presidente Pedro Pablo Kuczynski en seis aspectos de su Gobierno: fortaleza, confianza, liderazgo, representatividad, honestidad y capacidad de gobernar. Lamentablemente, para el país, PPK no logra llegar ni siquiera a una nota de 10, es decir, ha salido jalado con 06 de promedio.

El problema, a diferencia de lo que sucede con los estudiantes, es que el año perdido ya no se puede recuperar, el presidente no puede repetir y pasará al 2018 arrastrando las deficiencias del 2017. Una grave crisis de liderazgo y confianza que le costará mucho revertir, sobre todo con el ambiente político que le espera para el próximo año, en medio de elecciones regionales y municipales.

Al Gabinete que lo acompaña tampoco le fue mejor en sus calificaciones. Ningún ministro tuvo aprobación positiva y apenas tres superaron el 30% de aprobación. El ministerio con la peor labor durante el año fue el de Educación, los recuerdos de la huelga aún están muy presentes en la población.

Pero si desde el Gobierno la nota está en rojo, a los alumnos del Congreso no les ha ido mejor: el 63% cree que la bancada mayoritaria abusa de su poder lo que explica que para la mayoría sea claro que las relaciones entre Ejecutivo y Legislativo son de enfrentamiento. Es más, la percepción de la ciudadanía es que la bancada de Fuerza Popular quiere la vacancia del presidente (66%).

Quienes son considerados líderes políticos tampoco han tenido un buen año a criterio de la población pues todos terminan el año en rojo.

A la ineficiencia mostrada por el Ejecutivo para hacerle frente a la labor que implica dirigir un país se ha sumado la desconfianza generada por el caso Lava Jato, que le deja a la población la sensación de que ningún político ni antiguo ni nuevo se salvó de caer en la telaraña de la corrupción.

El año, en términos políticos, se perdió para todos.

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