(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

¿QUÉ VIENE DESPUÉS? El turismo es la tercera actividad generadora de divisas para el país. Según el BCR, el año pasado los visitantes extranjeros gastaron US$ 4,784 millones. Si se suma el turismo interno, el total ascendió a US$ 20,838 millones en el 2017, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC). Además de ser una actividad descentralizada, es intensiva en capital humano: más de 1.2 millones de empleos directos e indirectos. Todo esto está en riesgo por causa del covid-19.

Las noticias ya hablan de pérdidas globales multimillonarias, quiebras y despidos masivos en aerolíneas, cadenas hoteleras, agencias de viajes y servicios conexos. Y el impacto en el Perú será muy fuerte, ya que es uno de los principales destinos latinoamericanos. Es por ello que, dentro de las medidas que el Gobierno tome para amortiguar el impacto económico de la crisis sanitaria, el sector turístico tiene que figurar entre los que recibirán ayuda.

Una medida inmediata podría ser extender el bono de S/ 380 para beneficiar a los trabajadores independientes del sector, como guías turísticos, choferes, ayudantes y mozos, así como artesanos, pues la fuente de ingresos de estas personas ha desaparecido. A diferencia de otros servicios que podrían recuperarse cuando la crisis comience a amainar y se levanten las restricciones, asumimos que de manera gradual, los consumidores extranjeros –y los del país– no tendrán como prioridad realizar viajes, pues el temor al contagio tardará en desaparecer y muchos no dispondrán de ingresos suficientes para hacerlo.

Por ende, un plan de corto plazo tendría que incluir no solo facilidades financieras y tributarias, sino también algún tipo de respaldo de política fiscal, lo cual podría aprovecharse para reducir la alta informalidad en el sector. Luego de superada la pandemia, es probable que en el mundo surja un cambio de costumbres y de manera de viajar y hacer turismo. Por ello, las campañas de comunicación y captación serán fundamentales, identificando segmentos competitivos como el turismo de naturaleza.

También será clave fomentar el turismo interno, a través de ofertas y mensajes que apelen a la solidaridad de los peruanos. Ya existe experiencia en ese sentido, de modo que habría que ampliar la participación de las empresas. Dado que tomará tiempo alcanzar tasas de ocupación previas a la crisis, lo cual impediría incrementar precios, habría que fomentar que los viajeros nacionales accedan a servicios orientados al turismo receptivo. Lo que cabría preguntarse es si en estos momentos existe capacidad en el Gobierno para diseñar e implementar un paquete de tal envergadura