Fitch Ratings prevé que la actividad económica del Perú se expandirá alrededor de 4% en el 2019 y el 2020. (Foto: AFP)
Fitch Ratings prevé que la actividad económica del Perú se expandirá alrededor de 4% en el 2019 y el 2020. (Foto: AFP)

RANKING DE COMPETITIVIDAD. El Foro Económico Mundial (WEF) elabora todos los años el Índice de Competitividad Global (ICG). Este año valoró a 140 países y el Perú se ubicó en el puesto 63, lo que implica un retroceso de tres puestos con respecto a la medición del año pasado.Aunque se ha cambiado la metodología y se han retirado rubros referidos al pilar institucional.

Las áreas donde el país está más rezagado son adopción de tecnología de información y comunicaciones, dinamismo de negocios (costos y tiempo para iniciar un negocio, empresas con ideas disruptivas), instituciones (corrupción e independencia judicial), capacidad de innovar, infraestructura (conectividad vial, calidad de carreteras o tasa de electrificación), educación y mercado laboral (prácticas de contratación y despido y políticas laborales activas).

Dado que desde hace cinco años no hay una mejora en el ranking del WEF es necesario asumir como objetivo nacional la mejora de la competitividad y la productividad. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) tiene esa tarea en sus manos dado que en su ámbito está el Consejo Nacional de Competitividad.

En julio, el MEF anunció su intención de elaborar un plan nacional de competitividad, para lo cual presentó una propuesta con 8 ejes para promoverla y solicitó sugerencias y comentarios, pero luego de casi tres meses no se conocen mayores avances sobre dicho objetivo. El riesgo es que en la próxima edición de la CADE se van a discutir las propuestas que viene elaborando el Consejo Privado de Competitividad sin conocer qué tan complementarias pueden ser estas con el plan que tiene el Ejecutivo.

Otro punto para evaluar es la organización que se necesita para contar con un plan que involucre a todos los ámbitos del Estado sin que haya oficinas dispersas que dupliquen labores o que tengan poca o ninguna influencia en el acontecer de los diversos ámbitos del Gobierno como ocurre con Ceplan. El Consejo Nacional de Competitividad (CNC) debe tener una voz potente con capacidad de convocar a todos los organismos del Estado para esos fines, pero difícilmente podrá lograrlo si desde julio del 2016 no cuenta con un presidente debidamente nombrado y ya dos personas han ocupado el cargo de presidente encargado. ¿Cómo se puede asumir una tarea tan importante si no se cuenta con un responsable titular?

Si la apuesta es avanzar en la competitividad se necesita que el CNC pase del simple listado de objetivos y metas, a un plan de implementación para acciones concretas.