Medidas. La Ley de Partidos Políticos exige que se realicen elecciones internas, pero no obliga a que la supervice la ONPE. (Foto: USI)
Medidas. La Ley de Partidos Políticos exige que se realicen elecciones internas, pero no obliga a que la supervice la ONPE. (Foto: USI)

ELECCIONES REGIONALES. Entre las numerosas responsabilidades que tendrá el nuevo titular del MEF, Carlos Oliva, figura la afinación de las relaciones de su cartera con los gobiernos regionales y municipales. Uno de los pocos aciertos de la primera etapa de este Gobierno fue el intento de mejorar la comunicación y coordinación a través de las reuniones GORE-Ejecutivo, pero es necesario avanzar más deprisa y con mayor profundidad, sobre todo en materia de eficiencia del gasto.

Este año será crucial, pues se podrá constatar si el Ejecutivo tiene la voluntad de transformar el enfoque presupuestario subnacional. En primer lugar, nos referimos a la parálisis del gasto que surge cada cuatro años, luego de las elecciones regionales y municipales. Y en esta ocasión existe el riesgo de que el problema se exacerbe. Es que no habrá reelección, de modo que el periodo de aprendizaje de las nuevas autoridades será más prolongado y, por ende, muchos proyectos que ya están encaminados podrían demorarse, sin mencionar las obras que están por iniciarse.

El MEF tendrá que anticiparse a esa dificultad. Por ejemplo, mediante la capacitación de los gobernadores y alcaldes electos, y de sus respectivos funcionarios encargados de la ejecución presupuestaria. También sería útil que las oficinas desconcentradas del MEF cumplan una función de coordinación efectiva y dejen de actuar únicamente como mesa de partes.

Otra gran preocupación es la corrupción. La eliminación de la reelección fue puesta como un candado contra ese delito, aunque no necesariamente asegura que desaparecerá. Lo que sí podría desincentivarla es que las oficinas de control interno ya no dependerán de gobiernos regionales ni municipales, sino de la Contraloría –como debe ser–. Será una prueba de fuego para esa entidad.

Lo que no previeron los impulsores de la no reelección fue que muchos iban a sacarle la vuelta a la ley vía la postulación de parientes o allegados. El caso más notorio es el del alcalde de Lima, pero hay más. El 80% de la población se ha percatado de que estas “candidaturas hereditarias” son una jugada para aprovechar un vacío legal. Si alguna resulta vencedora, corresponderá al MEF y la Contraloría vigilar su labor con especial cuidado.

Pero mientras llega noviembre, el MEF tiene más pendientes con gobernadores y alcaldes. Por ejemplo, falta definir la reducción de su gasto superfluo, pues solo se han dictado medidas de austeridad para el Gobierno nacional. Oliva ha dicho que no hay que “ningunear el gasto corriente”, aunque estamos seguros que eso no significa que descontinuará lo iniciado por su antecesor.