(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

INVERSIÓN. Entre enero y abril, solo se habían adjudicado cuatro proyectos bajo el mecanismo de obras por impuestos (OxI), por un total de S/ 72 millones, monto que está bastante lejos del proyectado por el MEF para la primera mitad del año (S/ 358 millones). Ello a pesar de que en julio del año pasado se emitió un decreto legislativo orientado a impulsar el esquema, que incluía medidas de simplificación administrativa. Quienes los adjudican son los gobiernos locales y regionales, y las universidades estatales.

El mecanismo permite a las empresas ejecutar obras de alcance local y departamental de muchos tipos –colegios, centros de salud, caminos, pistas, comisarías y un largo etcétera– y utilizar el monto gastado como parte del pago del Impuesto a la Renta. Aunque no se trata de megaproyectos, su impacto en las comunidades es destacable, pues contribuyen a generar empleo temporal, mejoran el acceso a servicios públicos y también ponen en valor atractivos turísticos y culturales.

Para las empresas, es una vía para canalizar sus políticas de responsabilidad social y mejorar su imagen. No obstante todos estos beneficios, desde que el esquema está en funcionamiento (2009) hasta marzo de este año, solo 103 empresas han participado, aunque las tres primeras (Banco de Crédito y las mineras Antamina y Southern Perú) concentran el 55.3% del monto total invertido en ese periodo, que asciende a S/ 4,295 millones.

Además, pasados diez años de su puesta en marcha, cuatro departamentos (Amazonas, Apurímac, Madre de Dios y San Martín) no registran ningún proyecto ejecutado por OxI, a pesar de que con el tiempo se han aplicado medidas para ampliar su alcance y facilitar sus procedimientos. Tampoco se podría afirmar que ha habido falta de promoción, pues la entidad encargada de esa tarea, ProInversión, lo ha estado haciendo.

Quizás sea falta de interés, tanto de las autoridades como de las empresas, o la incertidumbre que genera aventurarse a asumir responsabilidades ajenas. El caso OxI que podría convertirse en emblemático, la construcción de la nueva Iglesia del Señor de Luren, en Ica, inaugurada el fin de semana, lo ilustra: el costo inicial de la obra (S/ 21 millones) se elevó hasta S/ 32.8 millones, y el municipio provincial iqueño tuvo que asumir parte de ese monto.

Y la empresa que asumió el proyecto, Shougang Hierro Perú, de capitales chinos, no es experta en edificaciones religiosas, de modo que tuvo que encargar la obra a especialistas. Pero el resultado indica que el esfuerzo valió la pena: Shougang ha mejorado su imagen y los iqueños han recuperado un patrimonio invalorable. ¿Se animarán otras empresas a asumir el riesgo?