PTAR Titicaca (Foto: Difusión)
PTAR Titicaca (Foto: Difusión)

SANEAMIENTO. El lago Titicaca no ha recibido el trato que exige su significancia histórica, social y económica, por lo menos del lado peruano. Su mayor padecimiento ha sido la contaminación de sus aguas, causada por el vertimiento de los desagües de las ciudades que lo circundan, un problema que se acentuó a medida que la población aumentaba y las autoridades (locales, regionales y nacionales) no hacían mucho para encontrarle solución.

Ese deterioro podrá revertirse si la concesión del Sistema de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de la Cuenca del Lago Titicaca camina bien y no enfrenta obstáculos operativos ni políticos. La licitación fue adjudicada la semana pasada al consorcio mexicano Fypasa Construcciones SA de CV y Operadora de Ecosistemas SA de CV, cuya propuesta económica representará un mayor ahorro para el Estado que las de sus tres competidoras (dos españolas y una francesa). El valor referencial del proyecto suma S/ 863 millones y la concesión será por 30 años.

Hasta ahora, el proceso ha avanzado a un ritmo poco común para una concesión en el Perú. Además de que atrajo un número considerable de postoras, solo transcurrieron catorce meses desde que ProInversión declaró de interés el PTAR Titicaca y su adjudicación. Ello se debe a que se esperó que todas las etapas previas estuvieran listas para proceder con la licitación.

La más compleja, considerando que el consorcio tendrá que construir (o modernizar) y operar una planta de tratamiento en cada una de las diez ciudades puneñas incluidas en el proyecto, fue lograr que sus respectivos municipios provinciales delegasen sus facultades en materia de concesiones de saneamiento al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, que asume el papel de concedente único de la concesión. Esa etapa se inició en el 2014 y concluyó en el 2017.

Pero como nada es perfecto, ya han surgido inconvenientes. El primero fue una noticia proveniente de México según la cual Fypasa incumplió el contrato de construcción de una planta de tratamiento en el estado de Baja California Sur; de modo que la empresa tendrá que responder a los cuestionamientos que podrían surgir. Teniendo en cuenta experiencias recientes en otras zonas del país, aislarse de la población y de las autoridades locales no sería una decisión inteligente.

El reto para el Gobierno es inmenso. El PTAR Titicaca es el primero en ser concesionado fuera de Lima –donde hay dos–, y aunque en la cartera de proyectos de ProInversión figuran ocho para plantas de tratamiento, en igual número de ciudades, todos están “en evaluación”. Habrá que hacer votos para que lo aprendido con el proyecto puneño sirva para acelerarlos.