Seis congresistas cobraron un cheque de S/ 2,800 por Semana de Representación, pese a que estaban fuera del país con pasajes y viáticos pagados por el Parlamento. (Foto: GEC)
Seis congresistas cobraron un cheque de S/ 2,800 por Semana de Representación, pese a que estaban fuera del país con pasajes y viáticos pagados por el Parlamento. (Foto: GEC)

CONGRESO. La discusión generada en las últimas semanas por el presunto cobro indebido de gastos por la semana de representación de algunos parlamentarios, debería llevar a un análisis más profundo sobre el tema de remuneraciones, tanto al interior del Congreso como en todo el sector público.

En el caso del Poder Legislativo, los congresistas reciben mensualmente, además de su remuneración de 15,600 soles, una asignación por desempeño de 7,617 soles, este monto no tiene carácter remunerativo ni pensionable, pero sí está afecto al Impuesto a la Renta. El reglamento no precisa que requiera ser sustentado ni señala que sea un pago por la semana de representación. Quizá por ello algunos parlamentarios se han atrevido a afirmar que es parte de sus ingresos mensuales.

A diferencia de otros profesionales, muchos de los gastos que realizan los legisladores son asumidos por el Parlamento, por ejemplo, los gastos de celular (US$ 3,600 al año), servicio de mensajería (S/ 3,600 al año), y un equipo de trabajo de 6 personas (aprox. S/ 30,000 mensuales). Asimismo, disponen de 48 vuelos nacionales cubiertos por el Estado, viajes ilimitados fuera del país (siempre que sean autorizados) y viáticos diarios que van de US$ 315 a US$ 540, dependiendo del lugar.

Si bien los parlamentarios tienen que recibir un sueldo acorde a sus funciones, debería existir mayor claridad respecto a cuáles son sus funciones regulares. Si su labor es representar a los ciudadanos, legislar y fiscalizar, se entiende que el sueldo que reciben es para ello y, por tanto, no resulta lógico que cuenten con un pago adicional por cumplir con dichas obligaciones.

Ahora que el presidente del Congreso anuncia una reforma legislativa respecto de los gastos de representación podrían aprovechar y revisar todos los ingresos adicionales que reciben vía beneficios e incluso algunas costumbres habituales. ¿Es indispensable que deban ausentarse durante una semana al mes para ir a sus departamentos de origen? ¿Es necesario que los parlamentarios deban mudarse completamente a Lima al ser elegidos? ¿Cuál es la razón de ser de los gastos de instalación?

¿Podrán los propios congresistas ponerle un alto a los gastos innecesarios y reducirse los beneficios? Hasta el momento la experiencia ha demostrado que, en materia de sueldos, sin importar las banderas políticas, todos han sido “fuente ovejuna”.