Sus cinco verdades frente a las acusaciones del Congreso
Sus cinco verdades frente a las acusaciones del Congreso

RIESGOS. La situación por la que atraviesa el Gobierno desde hace dos semanas por la demora en reconformar el Gabinete –luego de que el presidente Pedro Pablo Kuczynski escapara de la vacancia e indultara a Alberto Fujimori– deja la sensación de que la incertidumbre podría ser la característica principal del año que recién empieza.

Si bien se aguarda que, finalmente, esta semana juramente el nuevo Gabinete, encontrar personas que lo conformen no ha sido fácil, algunos esperaban incluso un cambio en la conducción, pero un nuevo premier obligaría a solicitar un voto de confianza ante el Congreso y podría no conseguirse los votos necesarios para ello. Respecto a los nuevos integrantes, más allá de los nombres, (“otro ¿gabinete de lujo?”) interesan sobre todo las políticas que se quieran llevar a cabo y la viabilidad que tengan las mismas, ya que no quedan dudas de que este es un Gobierno débil.

La única forma en que el nuevo Gabinete pueda avanzar en las medidas necesarias para consolidar la economía es lograr consensos con las fuerzas políticas en el Congreso, donde el oficialismo apenas tiene 15 congresistas (y cree poder contar con al menos 10 integrantes de la bancada de Fuerza Popular que siguen a Kenji Fujimori), el resto de las bancadas mantendrá una oposición. La pregunta que cae de madura es: ¿si en 17 meses no ha podido lograr consensos, como podrá hacerlo en los próximos tres años?

Sin embargo, es imperativo que el Gobierno se imponga esa tarea, y para conseguirlo requiere personas con credibilidad, y esa debe ser una característica de los nuevos integrantes del Gabinete, además de evitar a quienes tengan problemas o alguna controversia en su pasado. Todo el tema del indulto de Fujimori ha mellado aún más la credibilidad del Ejecutivo, y revertir esa situación es una tarea de titanes. Un primer paso debería ser fijar puntos mínimos para los próximos tres años, propuestas del plan de gobierno que generen el apoyo de un alto número de congresistas y demostrar que las palabras se condicen con los hechos.

También será necesario mostrar coherencia y cohesión en el gabinete a nivel de la política económica. Hasta ahora el discurso del MEF ha sido más de una vez matizado con declaraciones de otras carteras anunciando incentivos u otros beneficios tributarios que contradicen lo planteado desde el jirón Junín.

Hoy reinan la incertidumbre y la desconfianza. Ambos factores juegan en contra de que la economía crezca más allá del impulso que pueden dar los factores externos ­como el precio de los metales. El reto es grande.