(Foto: archivo)
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BENEFICIOS TRIBUTARIOS. La legislación peruana sobre innovación e investigación tecnológica cubre de todo con sus enunciados y generalidades, y existen entidades que promueven esos avances, las cuales se prodigan en organizar eventos de información y capacitación, tanto para empresas e instituciones académicas como para órganos del Estado –incluidos los gobiernos subnacionales–. En años recientes, también se intentó transformar lo escrito en cambios tangibles vía el otorgamiento de incentivos tributarios.

Uno de los intentos más notorios fue dictado el 2015, mediante la Ley 30309, que ofrecía deducciones para el pago del Impuesto a la Renta (IR) para las empresas que inviertan en investigación científica, y en desarrollo e innovación tecnológica. La norma tenía un atractivo adicional: la inversión no tenía que estar vinculada al giro de negocio de la empresa. Han pasado más de cuatro años y a pesar de los beneficios disponibles, solamente se han acogido 58 empresas (por 68 proyectos que suman S/ 137.7 millones).

Visto el poco interés generado, el Gobierno actual ha redoblado la apuesta, añadiendo más beneficios. El Decreto de Urgencia 10-2019, promulgado el 30 de octubre, aumenta el porcentaje deducible para la inversión que efectúen las micro, pequeñas y medianas empresas en las áreas arriba mencionadas (se les ha asignado la atractiva e innovadora sigla I+D+i). Además, reduce el monto de los proyectos de inversión sujetos a la deducción, de 1,335 UIT a 500 UIT.

¿Por qué las empresas no encuentran atractivos estos beneficios? Una respuesta sería que, a pesar de que se considera que el peruano es emprendedor e ingenioso, cuando se trata del aspecto científico y tecnológico, prefiere adoptar los avances que vienen del exterior. También existiría una actitud de “querer evitar la fatiga” y, en ese sentido, se puede establecer un paralelo con otro esquema también orientado a facilitar el pago del IR mientras se contribuye con la sociedad: obras por impuestos (OxI).

Hasta noviembre, solo 16 empresas se habían acogido a dicho esquema este año, y desde su puesta en marcha, el 2009, lo han hecho 108 –aunque más de la mitad de lo invertido corresponde a únicamente tres–. Por más que se ha flexibilizado y el número de actividades sujetas a OxI ha aumentado, la inmensa mayoría de empresas ha optado por no complicarse la vida construyendo o reparando colegios, comisarías, caminos, puentes o postas médicas, a cambio de pagar menos IR.

La remozada Ley I+D+i entra en vigor el 1 de enero entrante. Si su empresa está pensando en innovar, toda la información al respecto la encontrará en Concytec.