Presidente Martín Vizcarra señaló que nuestras relaciones con los países de la región están en gran nivel. (Foto: EFE)
Presidente Martín Vizcarra señaló que nuestras relaciones con los países de la región están en gran nivel. (Foto: EFE)

POLÍTICAS DE GÉNERO. En un intento por responder a la creciente ola de violencia contra la mujer el presidente Martín Vizcarra destinó una parte de su discurso para señalar las acciones que está tomando su Gobierno para prevenir, proteger y atender a las víctimas, habló de redes de prevención y protección vecinal, y los centros de emergencia mujer.

Pero quizá el anuncio que más llamó la atención fue el reconocimiento de que falta un enfoque de género en las políticas públicas y por ello este año aprobarán “la Política Nacional de Igualdad de Género, que será el principal instrumento orientador de comportamientos sociales libres de discriminación contra las mujeres”.

Lamentablemente, eso fue todo el contenido que se le dio a un tema que, sin duda, genera reacciones de todos los sectores, al punto que mientras algunas ONG han saludado las declaraciones, otros colectivos han criticado las expresiones del presidente.

¿Pero qué se entiende por enfoque de género?, ¿qué contenido tendrá la política nacional de igualdad de género?, ¿se trata de imponer medidas o de facilitar accesos?, ¿esas políticas serán solo para que las aplique el sector privado o serán también para el sector público?, ¿qué se espera lograr y en cuánto tiempo?

Si bien como país no hay un documento oficial que defina lo que se entiende por enfoque de género, tres ministerios sí lo han descrito. Así, para el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y para el Ministerio de Educación, se trata de “una herramienta analítica y metodológica que posee además una dimensión política, en tanto busca la construcción de relaciones de género equitativas y justas”. El Ministerio de la Mujer añade que se busca transformar las relaciones y la desigualdad de poder en condiciones idénticas para ambos. Lo que no se dice es cómo.

El problema de estos conceptos generales es que muchas veces se cree que basta una ley para cambiarlo todo. Por ejemplo, se dio la ley que prohíbe la discriminación salarial y a pesar de contar con un reglamento, falta mucho aún para que sea efectiva. Ello porque la realidad es que las leyes no hacen magia.

Es importante que el Gobierno defina claramente los conceptos, que los ministros —incluidos el premier y el propio presidente— no eviten responder sobre los temas de género y que la política nacional no sea solo un documento de buenas intenciones y lugares comunes.