Editorial:¿Cuánto más puede esperar Venezuela?

MOMENTO DE LUCHA. En una acción que ha sido calificado como un delito de lesa humanidad, el régimen de Nicolás Maduro impidió y destruyó ayuda humanitaria destinada a aliviar la situación alimentaria y de severa escasez de diversos productos de primera necesidad, una situación ocasionada por años de un mal manejo económico de la dictadura iniciada por Hugo Chávez.

Las tensiones han llevado a que la inflación el mes pasado llegara a los 191.6%, con lo que el alza de precios anualizado llega a los 2’688,670%. La cifra de enero responde a la devaluación de la moneda local en una tasa de 194%. Y para todo el año, el FMI prevé una inflación de 10’000,000%. Asimismo, el organismo estima que el PBI del país, que recibe el 96% de sus ingresos de sus ventas de petróleo, ha registrado una contracción de 18% el año pasado. Mientras que su producción de crudo se ha desplomado a los niveles más bajos en 30 años. Y las nuevas sanciones al sector han de provocar una mayor caída. Mientras que su PBI seguirá también a la baja este año.

Y a esta situación se ha llegado por años de medidas del llamado “socialismo del siglo XXI”, que en buena cuenta no fueron más que medidas intervencionistas y populistas sustentadas por los altos precios del crudo de años pasados. La caída del crudo no fue seguida de un sinceramiento de los elevados gastos, a los que se sumaron controles de precios, del tipo de cambio y toma de diversas fábricas, y una falta de inversión en su sector clave, el petrolero, del cual lleva apoyándose en décadas, sin que se haya podido ver algún plan de diversificación. Ese el gobierno de Maduro, el que ahora se resiste a recibir ayuda humanitaria, y que ahora solo ofrece represión.

La lección que debe quedar luego que termine la pesadilla que vive Venezuela, es que las políticas socialistas impulsadas por Chávez son la peor receta para reducir sosteniblemente la pobreza en la región.

El Grupo de Lima acaba de acordar el aumento de las presiones diplomáticas contra el régimen de Maduro, mientras que para EE.UU. todas las opciones (incluida la militar) siguen abiertas. Ahora no es momento de bajar la guardia y que la transición democrática quede en manos de los propios venezolanos.