El agro crecería a 4% este año. (Foto: Difusión)
El agro crecería a 4% este año. (Foto: Difusión)

AGRO. Agosto es un mes clave para la agricultura, pues marca el inicio de la “campaña grande”, es decir, la época donde se siembran las mayores extensiones de tierras. Una encuesta realizada por el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) en todos los departamentos arrojó que los agricultores tienen la intención de sembrar 2.17 millones de hectáreas en el periodo agosto 2018-julio 2019, un incremento de 2.2% con respecto a la campaña 2017-18.

El sondeo abarcó los cultivos transitorios de “importancia nacional”, que representan el 47% del valor bruto de la producción agrícola. Se trata de 23 cultivos, cuya gran mayoría no forma parte de la oferta exportable –además de excluir los permanentes como café, banano, palta o mango, tampoco incluye espárrago o arándano–, de modo que el informe constituye un indicador sobre una parte del agro nacional que solo recibe atención cuando surge algún contratiempo, ya sea climático, de sobreoferta o financiero.

Los dos principales, por superficie a sembrarse, siguen siendo el arroz y la papa (representan el 35% del total). Coincidentemente, los productores de ambos han enfrentado dificultades en meses recientes debido a que no pudieron colocar toda su producción en el mercado interno. En el caso de la papa, el Gobierno tuvo que adquirir el exceso de la cosecha con dinero del canon para aplacar las protestas de los agricultores.

Es claro que no siempre se podrá reaccionar de esa manera, pero todavía no existe una política clara que evite futuros casos de sobreoferta. De hecho, el agro tradicional sigue enfrentando los mismos problemas de hace décadas, pues no se trata solamente de sobreoferta –por la falta de información oportuna y adecuada sobre la demanda–, sino de baja productividad, escasez de agua y de técnicas de riego modernas, acceso al financiamiento, debilidad para negociar con los intermediarios y atraso en la investigación de semillas, fertilizantes, pesticidas, etcétera–.

La debacle de Agrobanco es una señal de que el Estado no ha tomado en serio la problemática del financiamiento agrícola y no ha sido la solución que se anunció cuando fue creado. Y los anuncios de obras millonarias, sobre todo de irrigación, tampoco han traído la modernización prometida. Lo que se percibe es la falta de una política integral que abarque la solución de todos los problemas mencionados.

Cada Gobierno plantea soluciones parciales que generalmente son desechadas por el siguiente –por ejemplo, ahora se habla de promover la asociatividad–, pero hasta ahora ninguno ha tenido la audacia de enfrentar el reto de manera programática y sistémica. Las encuestas sobre planes de siembra no son suficientes.