Ministerio de Salud. (Foto: Minsa)
Ministerio de Salud. (Foto: Minsa)

LA SALUD. El 23.5% de peruanos no está afiliado a ningún seguro de salud, mientras que el 46.7% está afiliado únicamente al Seguro Integral de Salud (SIS) y el 24.1%, a Essalud.

El 5.7% restante posee un seguro privado o de las fuerzas armadas, policiales, universitario o escolar privado, o tiene más de uno. Esas cifras son del INEI. Si cerca de la cuarta parte de la población todavía se halla desprotegida, entonces no se ha estado haciendo un buen trabajo en política de salud.

El SIS, que es manejado por el Ministerio de Salud (Minsa) y subsidiado por el fisco, cubre a las personas de escasos recursos –entre ellas, a las que carecen de empleo formal–.

Eso significaría que cerca de la mitad de la población vive en situación de pobreza, aunque el porcentaje oficial es menor (alrededor del 20%, también según el INEI). Lo que sucede es que esa medición solo toma en cuenta la canasta básica alimentaria y excluye otros gastos esenciales como educación y salud.

Essalud, en cambio, se financia con los aportes de trabajadores y empleadores, aunque sus problemas financieros, ocasionados en parte por su imposibilidad de cobrar a aportantes morosos –incluido el Estado– y por el manejo ineficiente de sus cuentas, le impiden ofrecer una atención óptima. Por ejemplo, sus afiliados tienen que esperar 131 horas para programar una cita (5.5 días), mientras que en los establecimientos del Minsa el tiempo promedio es 17 horas y 47 minutos.

Los ofrecimientos de elevar la calidad de la atención suelen caer en saco roto, mientras que las promesas de mayor inversión en infraestructura demoran lustros en materializarse.

Para este año, el nuevo titular del Minsa, Abel Salinas, ha anunciado S/ 1,000 millones, la mitad fuera de Lima, mientras que su portafolio tiene en cartera para este primer semestre cuatro proyectos de asociaciones público-privadas (APP) por S/ 1,668 millones.

El escepticismo en torno a estos anuncios se acentúa al constatarse que, el año pasado, el Minsa apenas ejecutó el 43% de su presupuesto para proyectos de inversión y solo superó en incumplimiento al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y los organismos autónomos.

Si a estos problemas de gestión agregamos otros como las exigencias de mejoras salariales de los profesionales del sector, la deficiente distribución de medicinas y la falta de ideas para abordar males como la malnutrición, la obesidad y las enfermedades mentales, concluiremos que la salud en el Perú es una dolencia crónica.