El alcalde de Cocachacra indicó que las autoridades de la región no promoverán ningún diálogo. (Foto: GEC)
El alcalde de Cocachacra indicó que las autoridades de la región no promoverán ningún diálogo. (Foto: GEC)

TÍA MARÍA. El gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, parece olvidar que como autoridad su deber es buscar acuerdos en beneficio de su comunidad. Él no es un agitador por lo que no puede plantear un ultimátum condicionando el diálogo y tampoco puede intentar responsabilizar de posibles muertes al presidente de la República —por más discrepancias que tenga con el mandatario— porque eso lo que revela es que se fomentará la violencia en los actos de protesta. Y eso es inaceptable.

El actual gobernador, que también fue alcalde de Caylloma, desde su candidatura fue contrario a la minería y al proyecto Tía María. Es más, exigió públicamente a la empresa Cerro Verde el pago de S/ 500 millones por una supuesta deuda por regalías.

La experiencia en el país ha demostrado la importancia de la inversión privada en todos los sectores, incluidos los extractivos, y la minería tiene algunos casos de trabajo concertado con la población, incluso en Arequipa con Cerro Verde. Para ello es necesario el diálogo con temas de agenda y no solo como un ofrecimiento en el aire. Justamente, ese fue el primer error del Gobierno, el segundo es haber esperado el último minuto para explicar su postura y atender las dudas de Islay.

Lo que sucede en Arequipa también debe servir de lección para las empresas, sobre todo las dedicadas a la explotación de los recursos naturales: “el pasado siempre pasa factura” y las acciones de Southern, que empezó a trabajar en el sur en 1959, aún quedan en la memoria de parte de la población. Es verdad que su actitud ha cambiado, pero hay gente que no olvida, sobre todo cuando esos recuerdos son utilizados de manera política por los que se oponen a la minería. Mantener una buena reputación con los stakeholders desde el inicio es fundamental.

Si el pasado de la empresa no ayuda, tampoco lo hacen los voceros políticos en el Parlamento, principalmente de izquierda. Por ejemplo, Marco Arana dice que ninguna minera en el país cumple con los estándares que él considera necesarios, pero evitar ser sincero y decir claramente que no quiere minería en el país. Su falta de sinceridad no suma al diálogo.

La población de Arequipa debería empezar a mirar su futuro en lo que hoy vive Cajamarca. Elmer Cáceres parece seguir los pasos de Gregorio Santos con Conga y las consecuencias económicas de esa postura hoy la sufre el departamento con mayor pobreza del país.