Pobreza en Perú (Foto: Andina)
Pobreza en Perú (Foto: Andina)

POBREZA. Desde el Gobierno pasado hemos venido haciendo hincapié en la necesidad de no perder el ritmo de crecimiento, que desde el año 2011 viene desacelerándose. Hoy vemos la consecuencia más triste de esta situación: la pobreza monetaria se ha incrementado después de 16 años. Es decir, en el 2017, el 21.7% de la población — 6’906,000 personas— sobrevivió con menos de S/ 338 al mes.

Y la metodología presentada por el INEI está lejos de ser un enfoque integral como el de la metodología multidimensional que incluye las condiciones de vida. Por ejemplo, el déficit calórico que impacta en la productividad laboral se ha reducido, aunque el Índice de Gini que mide la desigualdad en un país ha mejorado en una centésima.

Los resultados se han dado pese a que en el Gobierno pasado se planteó la estrategia de “incluir para crecer” que, al parecer, no pasó de ser un juego de palabras pues desde el 2013, la pobreza se redujo en menos de un punto porcentual por año, mientras que en el Gobierno de PPK se delinearon varias propuestas, pero muy pocas se implementaron.

La actual administración debe entender que ahora es necesario un nuevo enfoque pues se tiene que atacar núcleos duros en zonas muy precisas. Cajamarca, por ejemplo, sigue siendo el departamento con mayor incidencia de pobreza económica seguido por Amazonas, Huancavelica, Loreto y Puno.

El Gobierno de Humala se dedicó a crear más programas sociales como si no se creyera que el crecimiento puede acabar con la pobreza y se pensará que los más desfavorecidos siempre necesitarán de muletas. Quizás por ello el ministro David Tuesta menciona, en la entrevista que publicamos hoy, que es necesario “repriorizar” los programas existentes y asegurar el crecimiento económico como factor clave.

En los programas sociales vigentes existe todavía un problema de focalización, si bien pudieron crearse con buenas intenciones se han ido desnaturalizando, una muestra de ello es lo sucedido con el SIS que, nació para favorecer a los más necesitados, pero hoy es utilizado incluso por la clase media.

El mayor esfuerzo del Gobierno es asegurar el crecimiento económico, pero sin olvidar que se trata de una condición necesaria, aunque no suficiente para acabar con la pobreza, por lo que debe seguir apostando por programas sociales bien dirigidos y que busquen que sus beneficiarios mejoren sus condiciones y que en el mediano plazo ya no necesiten del apoyo.

Asistir de manera indefinida a una misma persona no es beneficioso ni para ella ni para el país y eso está pasando, por ejemplo, con Juntos.