CONFIANZA EMPRESARIAL. Los cambios en el Gabinete evitaron que algunos indicadores económicos se siguieran deteriorando y han permitido una ligera mejora en el nivel de confianza del sector empresarial. Al menos así lo muestra el último sondeo realizado entre los ejecutivos de las más de 300 empresas e instituciones clientes del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría entre el lunes 10 y miércoles 13 de octubre. Sin embargo, el nivel de escepticismo o desconfianza sigue siendo bastante elevado y el indicador para invertir sigue en terreno pesimista.
Si bien el ingreso de nuevos ministros hace prever cierta moderación en la orientación de las medidas del Gobierno en materia económica, lo cierto es que conforme pasan los días y las acciones del Ejecutivo no evidencian cambios, la realidad parece apoyar al 27% de ejecutivos más pesimistas. Pero incluso en los optimistas parece primar el dicho: ver para creer. Así, a pesar del nuevo Gabinete, 78% de los ejecutivos encuestados no modificarían el ritmo de avance de los proyectos de inversión en sus empresas en los próximos seis meses. Lo que implica que el Ejecutivo deberá dar señales concretas si espera que la inversión privada crezca el próximo año.
La probabilidad de la convocatoria a una Asamblea Constituyente sigue siendo el mayor temor para los ejecutivos (55%), y las declaraciones de la premier Mirtha Vásquez en el sentido de que no es una prioridad ahora, pueden haber ayudado, pero es claro que no basta.
En la misma línea se encuentra el ánimo de los empresarios de la micro y pequeña empresa, para quienes el cambio, así como la reducción de restricciones por la pandemia, los hace tener una mirada optimista respecto a la mejora de ingresos, sobre todo de cara a la campaña navideña. Según el estudio de expectativas de las mypes de Mibanco, el 63% de encuestados espera una mejora en la última campaña del año, teniendo a los empresarios del sur como los más confiados.
Este pequeño halo de optimismo no debería ser desaprovechado por el Gobierno y, por el contrario, tendría que servir para que reduzca el ruido político y, de una vez por todas, defina claramente su relación con el sector privado, otorgándole la tranquilidad necesaria para que siga invirtiendo, pues el crecimiento que el país requiere no podrá ser realidad sin un sector empresarial fuerte que permita el crecimiento del empleo formal.