Hospital Regional de Lambayeque. (Foto: Comando COVID Sipán)
Hospital Regional de Lambayeque. (Foto: Comando COVID Sipán)

SALUD. “Este tercer martillazo, esta tercera medida que se ha tomado, no ha dado los resultados que esperábamos. Todos queríamos que baje un poco más la pendiente de los casos”, admitió la jefa del Comando de Operaciones Covid-19, Pilar Mazzetti. Las cifras diarias de contagio ratifican dichas declaraciones, solo ayer se detectaron 3,709 nuevos casos de personas que contrajeron la enfermedad —la cifra más alta hasta el momento—.

Si bien las ocho semanas de aislamiento han servido para que las cifras de contagio no se desborden, lo cierto es que mantener la misma estrategia durante todo el periodo no ha sido efectivo, lo que rindió frutos las dos primeras semanas no funcionó durante las seis restantes. Inicialmente se falló en el seguimiento de los primeros casos para contener la propagación luego de detectado el paciente cero y posteriormente no se buscó la manera de acelerar la detección de los contagiados al inicio de la enfermedad.

Desde el sector Salud se demoró la adquisición de las pruebas, tanto de las moleculares como de las serológicas. Sin duda, después de la guerra todos son generales, pero si la compra se hubiese tramitado de Gobierno a Gobierno podría haberse realizado con mayor rapidez, incluso poniendo a disposición los aviones del Estado –o solicitarlo a alguna aerolínea– para acelerar la llegada de estas al país. Si, como repiten los especialistas, la pandemia llega a su fin cuando el 70% de la población se contagia, lo que se debe conseguir no es evitar el contagio sino detectarlos a tiempo para que los enfermos no se agraven y así no colapse el sistema de salud.

La respuesta de los hospitales tampoco ha sido la esperada, sobre todo porque si bien se ha tratado de implementar un mayor número de camas o respiradores no se ha sido tan eficiente en aumentar el recurso humano y, sobre todo, dotarlo de los implementos de seguridad necesarios para que puedan realizar su trabajo.

Además, a pesar de que desde un inicio se señaló que los mercados eran focos de contagio, recién en la última semana se ha priorizado la toma de muestras en estos lugares.

Con un nivel tan alto de informalidad mantener el aislamiento por ocho semanas es casi imposible, sin generar un costo alto, salvo que se facilite a las personas el poder cubrir sus necesidades básicas, un aspecto que lamentablemente no ha estado exento de ineficiencia y de corrupción.

Sin importar si hoy el Gobierno decide prorrogar o no la cuarentena si no se opta por un cambio de estrategia es poco lo que se podrá conseguir. No se debe olvidar aquella frase que considera que “loco es aquel que haciendo siempre lo mismo espera resultados distintos”.