ENERGÍA Y MINAS. Desde que se inició el gobierno de Pedro Castillo, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) está a la deriva. No se trata de un caso aislado, pues ocurre en casi todos los demás y se les podría sumar Salud, si el presidente Pedro Castillo sigue empecinado en mantener a Hernán Condori. El Minem es uno de los despachos que más ministros ha tenido. A la fecha, van cuatro, el mismo número que tuvo el gobierno de Ollanta Humala en sus cinco años.
El primero, Iván Merino, estrenó el concepto “enfoque territorial integral”, bajo el cual su despacho definiría las inversiones mineras “prioritarias”, y nombró funcionarios supuestamente técnicos con posturas contrarias a la inversión en recursos naturales. También señaló que de haber nuevos impuestos a la minería, se definirían empresa por empresa. Y su entonces jefe, Guido Bellido, amenazó con “recuperar o nacionalizar” el gas de Camisea, si el operador del yacimiento no accedía a “renegociar las utilidades”.
Su sucesor, Eduardo González, tuvo un papel poco claro en el caso de Las Bambas, pues justificó el bloqueo de la vía de acceso a la mina –que es un delito– en lo que llamó la “intransigencia” de la empresa. Alessandra Herrera fue una de las integrantes del abortado Gabinete de Héctor Valer y solo duró una semana en el cargo. El pasado 8 de febrero, Carlos Palacios Pérez juramentó como el cuarto titular del Minem del régimen de Castillo. Es miembro del partido de gobierno (Perú Libre) y cercano a Vladimir Cerrón, quien lo nombró director regional de Energía y Minas, el 2019, cuando era gobernador de Junín. La Contraloría determinó que Palacios no reunía los requisitos para ese cargo.
En estos seis meses y medio, ha habido dos viceministros de Minas –quienes además estuvieron encargados del Viceministerio de Hidrocarburos–. El último, Jorge Chávez Cresta, renunció dos días después de la juramentación de Palacios debido a la designación de funcionarios que “responde a una consigna partidaria de repartición de puestos y no a méritos ni experiencia profesional”. En otras palabras, el Minem se habría convertido en agencia de empleos del Gobierno, tal y como estaría ocurriendo en otros ministerios y entidades públicas.
En medio de este desgobierno, cabe preguntarse qué será de la promoción de la inversión privada, el futuro de la cartera de inversiones en el sector (US$ 53,000 millones), la “masificación” del gas y la autonomía de Petroperú y Perupetro (el Minem es accionista de ambas). Lo único claro es que ya no existe política minera y energética.