Editorial de Gestión. Lo que faltaría por definir es el objetivo primordial del programa.  (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. Lo que faltaría por definir es el objetivo primordial del programa. (Foto: GEC)

ALTO RENDIMIENTO. El ministro de Educación, Ricardo Cuenca, ofreció una explicación, y luego otra, en relación a la cancelación de los exámenes de admisión a los Colegios de Alto Rendimiento (COAR) y a la reducción de su presupuesto de este año. Ahora parece que sí habrá admisión, aunque “reducida”, según informó en Twitter el ministro Cuenca. Lo que aún no se aclara es por qué se recortó el presupuesto, decisión tomada por el Gobierno de Vizcarra, aunque el de Sagasti tuvo tiempo para detectar ese aparente error y subsanarlo, y no lo hizo.

En el sitio web del programa () todavía figuran el cronograma y el proceso correspondientes al 2020. Se puede apreciar que la convocatoria a los exámenes de admisión se realizó el 18 de noviembre del 2019, no en octubre, como afirmó Cuenca. La inscripción de postulantes ocurrió en enero y las evaluaciones, en febrero. Pero más allá de pasos en falso, habría que preguntarse qué hay detrás de los supuestos descuidos en un programa educativo que goza de buena imagen.

Al parecer, existen dos posturas diametralmente opuestas. Una de ellas considera que los COAR “elitizan” la educación pública y que, por ello, no deberían existir. La otra, que predominó en el Minedu desde que Jaime Saavedra ocupó la cartera (octubre del 2013), salvo breves periodos de cierta oposición, argumenta que este programa brinda la oportunidad de una educación escolar de primer nivel a adolescentes que de otra manera no tendrían acceso a ella. El ministro Cuenca se ha pronunciado a favor de los COAR –luego del cargamontón–.

A fin de saber si el programa está en el camino correcto, es necesario evaluarlo, que es lo que hizo el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) el 2018. Sus resultados fueron publicados en diciembre pasado. Aunque no hay diferencias cognitivas entre los alumnos COAR y los que no pudieron ingresar (también escolares de alto rendimiento), sí se observan fortalezas en aspectos como la actitud frente a la presión académica y social (los alumnos viven en residencias, lejos de sus familias) y en la motivación para estudiar en la universidad. En suma, los COAR están formando jóvenes capaces y dispuestos a asumir retos.

Lo que faltaría por definir es el objetivo primordial del programa: si es que sus graduados puedan seguir carreras en el extranjero, o si tras culminar sus estudios superiores regresen a trabajar al país. Es que los COAR no pueden ser un mecanismo para la fuga de talentos. Pero si en lugar de afinarlo se decide desmantelarlo, sería un gravísimo error.