Minería. (Foto: GEC)
Minería. (Foto: GEC)

Recuperación. El futuro inmediato parece alentador para la minería metálica. El BCR proyecta que crecerá 14.4% y 4.8% el 2021 y 2022, respectivamente, con relación al año previo. Las exportaciones también mejorarán debido a la recuperación de los precios de los principales metales básicos, en especial el cobre, cuya cotización ya superó sus niveles prepandemia, y a la entrada en operación, el próximo año, de dos megaproyectos: Mina Justa (Ica) y la ampliación de Toromocho (Junín), ambos cupríferos. A estos se sumará, el 2022, la entrada en operación de Quellaveco (Moquegua), también de cobre.

Sin embargo, el largo plazo no sería tan auspicioso. En los últimos dos años, la producción de la minería metálica se vio afectada por la baja ley debida a la longevidad de un número de minas, y aparte de los tres megaproyectos mencionados, no se vislumbra la entrada en operación de otros de la misma envergadura que reemplacen a los que darán por culminada su vida útil.

Al respecto, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) no prevé el inicio de ningún proyecto grande nuevo para el 2021. La construcción de seis minas importantes comenzará recién entre el 2022 y el 2025, y la puesta en operación ocurrirá entre dos y tres años después de colocarse la primera piedra. Hay que precisar que se trata de fechas tentativas que están sujetas al entorno político y social, que en los últimos años ha sido desfavorable para la minería y que ha provocado que megaproyectos como Conga y Tía María ya no figuren en la lista.

Este año, el cierre de actividades no esenciales a mediados de marzo, debido a la pandemia, paralizó las inversiones mineras hasta principios de julio, lo que generará una caída del monto invertido a US$ 4,200 millones, según cálculos del Minem. El 2021 habrá una recuperación (US$ 5,500 millones), aunque no superará lo registrado el año pasado y estará lejos de las inversiones ejecutadas entre el 2011 y el 2015. El pico fue el 2013 (US$ 8,864 millones). Lo irónico es que el sentimiento antiminero se consolidó durante esos años.

Es por ello que si se desea devolver a la minería metálica el peso que tiene en las grandes cifras macroeconómicas –sobre todo como principal contribuyente–, el próximo Gobierno tendrá que trabajar en mejorar el acercamiento con las comunidades donde se asientan los yacimientos, contrarrestar el discurso adverso que generalmente está basado en falsedades, e impulsar el desarrollo socioeconómico de las áreas de influencia. Y, por supuesto, combatir los abusos de la minería ilegal.

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